Fútbol Internacional
El eterno ariete
Luca Toni vuelve a pelear, a sus casi 38 años, por el título de máximo goleador del 'calcio'
Fran G. Sas
Con 37 años Luca Toni vive su tercera juventud y, con 13 goles, está a solo dos de Mauro Icardi y de Carlos Tévez, con los que pelea por el galardón de capocannoniere. Es el responsable directo del 40% de los goles del Hellas Verona y la razón principal de que el equipo del Véneto se encuentre en mitad de tabla y afronte un final de temporada muy tranquilo, sin apenas riesgo de descenso.
Un penalti a lo Panenka contra el AC Milan y un doblete contra el Nápoles de Rafa Benítez fueron las últimas creaciones de Toni. El segundo gol contra el gran equipo del sur de Italia demuestra todas sus virtudes: un giro de cintura impropio de un jugador cercano a los 38 años y que ya no aparenta físico ni agilidad para ello. Su hambre de gol y su determinación explican que ese balón alcanzase el fondo de la portería y explican también el resurgir de un jugador que en el verano de 2013 había llegado a Verona previo paso por la Fiorentina. Con el conjunto viola había anotado 8 goles en 27 partidos, una producción mucho más alta de lo que se esperaba. No en vano, Luca Toni había jugado la temporada anterior en Al Nasr, en la liga de Emiratos Árabes Unidos.
Se esperaba un retiro dorado para un delantero que llevaba ya seis temporadas deambulando por distintos clubes, lejos de encontrar su mejor versión y con cifras muy discretas. Nada más lejos de la realidad. Luca Toni ha vuelto. El goleador que ilusionó a la afición del todopoderoso Bayern de Múnich, cuando en 2007 dejaba la Fiore por el equipo alemán, está de regreso y parece que solo la edad pondrá fecha de caducidad a su producción goleadora. Toni ha alcanzado los 142 goles de Vieri en Serie A y suma ya 254 tantos como profesional desde su debut con el Módena, en Serie C1, en 1994 y con apenas 17 años.
En 2009 una lesión en el tendón de Aquiles le acarreó una larga recuperación y parecía que no volvería a ser el mismo. No volvió a brillar en el Bayern e incluso llegó a jugar algún encuentro con el equipo filial del club muniqués. En la Roma y el Genoa no volvería a ser un jugador tan importante como le gustaría, con 5 y 3 goles respectivamente.
En 2010 llegó a la Juventus, de nuevo un escenario de primer nivel, pero poco después acusaría problemas en una rodilla y apenas jugó en dos temporadas seguidas. De ahí su apuesta por el dinero fresco del fútbol emiratí. Parecía el final de su carrera. Toni es un auténtico trotamundos del calcio. El Hellas Verona es su equipo número 15 desde que es profesional y en uno de ellos, la Fiorentina, militó en dos etapas.
Sus cifras en Serie A están lejos de las que tienen otros dos mitos en activo como Francesco Totti -en el primer equipo de la Roma desde 1992- y Di Natale -la gran figura del Udinese-. Esto se debe a que el debut de Toni en la Serie A no fue ni mucho menos algo fácil y rápido. Tuvo que abrirse camino con fuerza y potencia, sorteando todo tipo de dificultades en el mundo del fútbol, al igual que lo hace con los defensas rivales. Módena, Empoli, Fiorenzuola, Lodigiani y Treviso disfrutaron de sus goles en una primera etapa en la que parecía que la Serie B sería su tope.
No debutó en Serie A hasta el año 2000, con el modesto Vicenza, vecina de una Verona en la que parece que colgará las botas. Su primer año en la élite acabó con 9 goles que le valieron para fichar por un Brescia en el que jugaría con dos leyendas del balompié como Pep Guardiola y Roberto Baggio. Marcaría 15 tantos en esas dos temporadas en la ciudad lombarda.
Su explosión definitiva, destapándose como un goleador de referencia, tardó en llegar. Fue en 2003 en el Palermo. En la capital de Sicilia anotó 50 goles en dos campañas. La primera de ellas en Serie B. Dio un paso atrás para dar dos hacia adelante. Ascendió con el Palermo para deslumbrar en la máxima categoría. Florencia ya le esperaba. Había sido máximo goleador de la Serie B y en 2006 logró este galardón en Serie A. Fue su mejor año en términos estadísticos y también por sus éxitos en el campo. Los 31 goles con la Fiorentina le valieron no solo el título de capocannoniere, sino también el de bota de oro europeo. El delantero nacido en una modesta villa de la provincia de Módena estaba en el cénit de su carrera. De hecho, ese año sería inolvidable para él. No en vano en verano se proclamaría campeón del mundo con Italia en el Mundial de Alemania. Fue la referencia ofensiva de la azzurra incluso en la final contra Francia. Eso sí, en todo el torneo solo marcó dos goles, en cuartos de final ante Ucrania.
Una segunda gran campaña en la ciudad del arte lo llevó a la Bundesliga. Allí rendiría a muy buen nivel los dos primeros años, antes de que las lesiones le empezasen a pasar factura. En la 2007/2008 engordó un palmarés que no está a la altura de su rendimiento sobre el campo. Ese año perforó en 24 ocasiones las porterías rivales, fue el máximo goleador del fútbol germano y alzaría los títulos de liga, de copa y de la desaparecida copa de la liga alemana. Los problemas físicos y la falta de continuidad impedirían volver a ver al mejor Luca Toni hasta su llegada a la "arena" de Verona en 2013.
En estos momentos es el líder espiritual de un equipo que abusa de los balones largos, sabiendo que su delantero peleará cada uno de ellos como si le fuera la vida. Los centros al área son la mejor opción para aprovechar su envergadura y sus 196 centímetros de altura. Comparte equipo con clásicos como Rafa Márquez en el centro de la defensa y con jugadores de cierto talento como el mediocentro griego Panagiotis Tachtsidis o su compatriota Christodoulopoulos, el centrocampista islandés Hallfredsson o los también atacantes Nico López o Juan Gómez. Luca Toni es su referencia en punta sin que nadie discuta su autoridad, que se gana partido tras partido. Su estilo, de clásico ariete, resiste en un fútbol moderno en el que jugadores de este tipo cada vez proliferan menos. Los duelos aéreos y la finalización sin demasiadas florituras son sus fuertes. Al fin y al cabo, se trata de meter más goles que el rival.
Este gladiador del área rival tiene una espina clavada: nunca ganó un título en su país y el tiempo se le acaba para conseguirlo. Mientras tanto, los 20 goles en su primera campaña en Verona reabrieron incluso el debate sobre su vuelta a la selección. Sonó para jugar el Mundial de 2014. El seleccionador, Cesare Prandelli, no contó con él, aunque buena parte de los italianos suspiraban por el veterano goleador.
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