patinaje artístico

El chico de oro que desafía la tradición del hielo español

El madrileño Javier Fernández se proclamó campeón del mundo - Con solo 23 años superó al favorito, el japonés Yuzuru Hanyu

Javier Fernández enseña sonriente su medalla de oro.

Javier Fernández enseña sonriente su medalla de oro. / carlos barria

Efe

El patinaje español puede presumir desde ayer de tener un campeón del mundo. El logro lo ha firmado Javier Fernández López, un madrileño de 23 años que ha agrandado un poco más su figura en el hielo de Shanghái, tras haber dominado Europa durante los últimos tres años. SuperJavi, referente del patinaje artístico español, ha dado un paso más en un deporte esquivo para este país, pero que gracias a gente como él puede dejar de ser minoritario.

Su segundo puesto en el programa corto y su actuación en el libre le han hecho subir por primera vez a lo más alto del podio mundialista, un lugar que parecía reservado al japonés Yuzuru Hanyu. Lo ha hecho sobre una pista de hielo, su elemento natural desde hace dieciocho años y al que pisotea sobre unos patines que empezó a calzar cuando tenía seis, imitando a su hermana.

Sobre ellos fue campeón de Europa en Zagreb 2013, Budapest 2014 y Estocolmo 2015; olímpico en Vancouver 2010 y Sochi 2014, donde fue el abanderado de España y acabó cuarto, y bronce en los Mundiales de 2013 y 2014, justo antes de hacerse con el oro. "Es algo increíble y no sé si sucederá otra vez", dijo tras su victoria en el Centro Oriental de Deportes de Shanghái Javier Fernández. "No pensaba que sería capaz de derrotar al campeón olímpico. Todavía no me lo creo", agregó en alusión a Hanyu, su adversario, amigo y compañero de entrenamientos, campeón un año atrás.

Hasta conquistar el oro en Shanghái, SuperJavi debió recorrer un camino largo y no siempre fácil. Los clubes madrileños Igloo y Circus Villalba fueron los primeros que trabajaron con él hasta que asumió que crecer como patinador le obligaba a dejar su casa. Ya fuera de España, fue decisiva su estancia en Nueva Jersey (EEUU) en 2008, cuando trabajó con el ruso Nikolai Morozov como entrenador, artífice de la primera medalla de oro para Japón en patinaje artístico, la que se colgó Shizuka Arakawa en los Juegos de Turín 2006. De su mano se estrenó como olímpico en Vancouver 2010 y al año siguiente fue décimo en el Mundial disputado en Moscú.

En 2012 dio un paso más. Cambió de país y de técnico. Toronto y el canadiense Brian Orser se convirtieron en su entorno más próximo. Con dos platas olímpicas -en los Juegos de Sarajevo y Calgary- y un oro en el Campeonato del Mundo en Cincinnati (EE.UU.) en 1987, Orser ha guiado los pasos de un chaval siempre correcto.

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