Fútbol - Liga de Campeones

Courtois y el escudo salvan el estreno

El portero belga evitó cuatro goles y los blancos castigaron los errores del Stuttgart

Fermín de la calle

Tiene mucho trabajo Ancelotti con este Real Madrid al que se le presumía una excelencia que no aparece por ningún lado. Advertía este lunes Ancelotti que “el Real Madrid tiene mejor plantilla que la temporada pasada” y puede que lleve razón, pero lo único irrebatible en estos momentos es el que este equipo es peor que el del año pasado. Es más, ni siquiera ofrece sensación de equipo, sin automatismos ofensivos ni ajustes defensivos. Navega a la deriva aferrado a la madera de su portería, a las paradas de su portero y a los chispazos de un Mbappé con más jerarquía futbolística que Vinicius, por más que el galo juegue fuera de sitio. De momento juega con el piloto automático puesto, pero hay partidos como este, en el que Courtois salvó al equipo, que evidencian que adolece de cualquier fluidez futbolística que el italiano tendrá que encontrar en su pizarra porque en el césped no hay ninguna complicidad entre sus estrellas. Por eso en este Bernabéu sin conciertos se escuchó la música de los pitos de la afición madridista.

Arrastra el Real Madrid aún la pereza propia de la pretemporada, a lo que suma el caos táctico provocado por la llegada de Mbappé y la marcha de Kroos. Y mientras Ancelotti termina de geolocalizar al equipo, afronta los partidos tratando de no descoserse atrás y encomendándose arriba a la pegada de sus delanteros.

Para este inicio de Champions el calendario deparó a un adversario que jamás había pisado el Bernabéu en Copa de Europa, el Stuttgart. Un equipo fiel a la fórmula que le ha dado éxito históricamente: juventud y audacia. Los de Sebastien Hoeness, hijo de Dieter y sobrino de Uli, juegan con cuatro arriba, y salen tocando desde atrás, lo que anunciaba un encuentro de esos que incomodan a este Real Madrid acomodado. Al cuarto de hora el Stuttgart había disparado seis veces, cuatro a puerta y Courtois había evitado tres goles clamorosos con sus paradas. Este 4-3-3 funcionarial de Ancelotti presenta, a día de hoy, una medular de papel y una defensa que, en esta ocasión, hacía aguas con Rudiger desorientado y Carvajal parcheando de central. Y con todo eso, la madera volvió a salvarle en el minuto 27.

El Real Madrid no tiene jugadores con colmillo lejos del área. Y este centro del campo distópico que se ha inventado Ancelotti con un Tchouaméni desorientado y esta versión indolente de Belligham alejado del área tratando de parecerse a Kroos, lastra al equipo. Además, en ataque es muy difícil de explicar que Carlo no coloque a Mbappé, su jugador más desequilibrante, en la izquierda, desde donde generó peligro cada vez que se asomó por allí. Cuando le toca elaborar el once, Carletto saca su lado más político y pone todos los cromos sobre el césped. Una decisión populista que hace que Vinicius desplace al francés a la punta y el Madrid desactiva su mayor arma. Pero se empeñaron los alemanes en perdonar la vida a los madridistas y se pudo adelantar el Madrid. El turco Umut Meler señaló un penalti por una patada inexistente a Rudiger que el VAR corrigió. Sin noticias de Bellingham, Vinicius, que perdió 18 balones en el partido, ni Rodrygo, Courtois maquilló las carencias defensivas para sujetar al Madrid en el choque. Lo mejor al descanso, el resultado.

La segunda parte comenzó poniendo las cosas en su sitio. Una cantada de Mittelstädt en la lateral regaló la espalda a Rodrygo que le sirvió a Mbappé el gol con una asistencia para empujarla. Gol de Kylian en su estreno en la Champions con el Real Madrid, el quinto en siete partidos de los 50 que ha prometido marcar esta temporada. Un pase picante de Tchouaméni fue suficiente para penalizar a los de Hoeness, que pagaban todas las ocasiones desperdiciadas en la primera parte.

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