Frenazo del Real Madrid en Lille
Primera derrota madridista en 2024 desde que la sufrió en Copa el 18 de enero
Fermín de la calle
El Real Madrid aterrizó en Francia para medirse a un equipo joven y descarado, uno de esos rivales efervescentes que lo fían todo a acertar en alguna jugada rápida para crecerse e incomodar a los blancos antes de que los de Ancelotti saquen el mazo. El Lille es uno de esos adversarios con más acné que oficio plagado de jugadores que zanganean el área como su ariete, el canadiense Jonathan David o el extremo Edon Zhegrova. Los dos encendieron las gradas con varias llegadas que no se concretaron en el inicio, mientras Chevalier salvaba dos goles, uno con una parada a un alicaído disparo de Vinicius y otro en una estampida de un Endrick.
El paso de los minutos diluyó el burbujeo local y acrecentó la indolencia del Madrid. En el minuto 25 Lunin justificó su titularidad con una doble parada a David que hizo saltar las alarmas madridistas. Con Modric en el banquillo, Bellingham estuvo desaparecido en la elaboración, por más que Carletto le parapetase con el mediocampo más robusto del curso junto a Valverde, Tchouaméni y Camavinga. Los bostezos madridistas enfadaron a Ancelotti, que llamó la atención a los suyos en varios ocasiones.
Si Jude estaba desaparecido, Vinicius ni compareció. Las ganas de Endrick eran lo único rescatable, mientras los franceses seguían merodeando el área. Y en el minuto 44 una falta lanzada por Zhegrova tropezó en la mano de Camavinga en su camino a portería. Circunstancia que advirtió el VAR. David marcó con enorme solvencia para hacer justicia castigando la haraganería del Real Madrid. Subieron dos marchas los blancos tras el descanso y tocó el sistema nervioso del equipo Ancelotti incorporando a Mbappé, Modric y Fran García. Sin embargo, tener más balón no se tradujo en tener más ocasiones. El Lille seguía salvando la desordenada apretura con una paciencia encomiable. Los de Bruno Genesio se desplegaban con orden en defensa y en ataque. Y Carletto seguía buscando fútbol en su banquillo, de donde salió Arda Güler. A falta de clarividencia, Ancelotti fue amontonando talento en el campo esperando un chispazo puntual que equilibrase la balanza.
La solidaridad local desconectaba a las estrellas madridistas, cuyas caras de desasosiego contrastaban con los gestos de ánimo locales. Chevalier no tuvo que hacer ni una parada en la primera media hora de la segunda parte ante un Madrid cargado de prisas y ansiedad.
Terminó el cuadro blanco asediando al Lille, aferrado al tremendismo y a la épica ante un rival en el que su portero, Chevalier, salvó varios goles cantados. Pero la purpurina madridista no brilló ante el entusiasmo francés. La derrota no afecta clasificatoriamente al Madrid, pero anímicamente retrata a un equipo empachado de fútbol. Un equipo diseñado para jugar grandes partidos en grandes estadios y ante grandes rivales al que incomoda remangarse para solucionar duelos incómodos corriendo detrás de la pelota, como el que le propuso este Lille bien construido. Empachado de caviar y champagne, al Madrid parece darle pereza comerse un buen filete con una cerveza. Es la primera derrota en 2024 desde la que sufrió en Copa ante el Atlético el 18 de enero.
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