Fútbol
Un inexplicable Atlético dimite en LaLiga tras estamparse contra el Betis
Los de Simeone desaprovechan el tropiezo del Real Madrid en el clásico y caen por un gol en propia de Giménez contra los verdiblancos, a los que solo incomodaron al final de otro mal partido
Denís Iglesias
El Atlético es un equipo inexplicable. Un conjunto digno de ser protagonista de un 'reality' que cuente lo que sucede en cada entrenamiento. Algo que sirva para entender cómo puede mostrar en cada partido una versión y, la mayoría de las veces, peor que la anterior. Es como si Simeone fuese nuevo y tuviese un manual de instrucciones en cirílico a través del que diseña una temporada 2024/2025 que está echando por tierra la ilusión que generó el mercado de verano. Contra el Betis perdió por la mínima (gol en propia de Giménez), que pudo ser la máxima, de no ser por la falta de acierto de los de Pellegrini, que dejaron sin tres puntos a un Atlético que se queda cuarto, a diez del Barça y es incapaz de recortar los cuatro de ventaja del Real Madrid.
Contra el Betis perdió por la mínima (gol en propia de Giménez), que pudo ser la máxima, de no ser por la falta de acierto de los de Pellegrini -primera victoria contra Simeone-, que dejaron sin tres puntos a un Atlético que se queda cuarto. A diez del Barça, incapaz de recortar los cuatro de ventaja del Real Madrid. Solo al final, con dos palos de Correa, el equipo 'colchonero' pataleó en contra de una nueva derrota.
El ataque del Betis atropella a la zaga rojiblanca
El 'Cholo' dispuso una línea de cuatro que reformó al cuarto de hora después de verse atropellado por el Betis, comandado por Abde. Fue un demonio de Tasmania que generó el caos en cinco minutos. Lo que tardó el conjunto de Pellegrini en ponerse por delante. Una buena internada del ex del Barça terminó en un centro raso que tocó primero ligeramente en Witsel, lo que obligó a Giménez a una entrada desesperada que terminó con un gol en propia.
Resultó un anticipo de lo que vendría en la peor primera parte de la campaña del Atlético. Y eso ya es mucho decir en un equipo que tras once jornadas de Liga desconoce cuál es el método con el que quiere luchar por títulos. La consistencia defensiva brilla por su ausencia. Witsel se vio superadísimo, como el resto de sus compañeros de la zaga, que se rompieron en mil añicos. Simeone pedía tranquilidad a un once totalmente desquiciado en el que Griezmann intentaba hacer de terapeuta mientras Oblak llenaba el cielo de Sevilla de maldiciones.
Fue un milagro que el Betis solo sacase un gol de su asedio. Se asoció a la perfección con Vitor Roque. El Betis veía tan fácil la vía de agua que cuando se ponía debajo para beber terminaba manchándose. Las líneas del Atlético eran puntos suspensivos y salvo un remate de Reinildo a la salida de un córner, el monólogo de la primera parte fue verdiblanco. Abde desplegó su imaginario y cerca estuvo del doblete que solo evitó un palo temeroso, que no dejaba de ver pasar balones. Gallagher, De Paul, Lino... La desazón manaba por un solo bando, que recibió 14 disparos.
La dinamita de Correa no soluciona los problemas
Los cambios al descanso de Sorloth y Javi Galán, que entró como central izquierdo, abrieron un nuevo escenario. Más fresco en ataque, aunque igual de vulnerable atrás. Griezmann y Julián Álvarez se activaron al tener al delantero noruego como referencia, quien no necesita estar acertado de cara a portería para ser importante. Es el que permite flotar al resto.
El problema del Atlético era táctico, pero también de actitud. Los de Pellegrini ganaban cada duelo y convirtieron la reacción rojiblanca en gaseosa. Las pérdidas absurdas se transformaban en ocasiones tan claras como la que tuvo Fornals, quien envió el balón al larguero en una jugada en la que se revisó un posible penalti. Galán despejó correctamente para evitar la sentencia de un Betis ansioso por cerrar el partido. Vitor Roque pecó de precipitación en varios intentos.
A Simeone solo le quedaba la opción de la nitroglicerina que puso en el campo con Correa y Giuliano. Y, por supuesto, la calidad individual, que es el recurso salvador más eficiente. Un saque de banda de Molina, peinado por Sorloth, terminó en un remate de Correa que impactó en el palo largo. La madera sofocó las ansias del dinamitero, que intentó regatear sin éxito a Rui Silva.
Vitor Roque anotó el 2-0, pero en un fuera de juego que incendió el Villamarín en un tramo final histérico. Hasta Lemar apareció en el campo para evitar un nuevo vacío del Atlético, que encajó su segundo tropiezo consecutivo tras la derrota en casa frente al Lille. Para este equipo no hay hogar, solo una sensación de desasosiego que le impide crecer y, lo que es más básico para los rojiblancos: creer.
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