Fútbol
Rafael Louzán, en la pelea por presidir la Federación Española
El presidente de la Gallega pugna con otros ‘barones’ territoriales para ser el candidato de consenso en caso de que se confirme, como parece, la inhabilitación de Pedro Rocha

Rafael Louzán. / Alba Villar
Juan Carlos Álvarez
Rafael Louzán ha encontrado su espacio en el Juego de Tronos que los barones territoriales del fútbol español libran por hacerse con la presidencia de la Federación Española. Una pelea desatada tras la inhabilitación de dos años a Pedro Rocha y en la que el dirigente gallego ha terminado por consolidar su posición para situarse como uno de los claros aspirantes a ser el candidato «de consenso» al que señalarán los presidentes de las territoriales.
El sistema endogámico del fútbol español no deja lugar a la sorpresa. Toda la buena voluntad que puedan tener los aspirantes alternativos como es el caso del empresario Juanma Morales —el único que ha oficializado su intención de presentarse— se estrellarán contra un sistema que le impedirá incluso alcanzar el número de 21 avales que se necesitan para ser candidato oficial. El fútbol español no quiere intrusos. Así lleva siendo toda la vida. Los presidentes de las federaciones territoriales controlan a los 141 asambleístas que siempre votan en la dirección señalada.
El 27 de noviembre es una fecha clave de estas intensas semanas. Ese día la Audiencia Nacional decidirá si concede las medidas cautelares que paralicen la inhabilitación de dos años que le impuso el Tribunal Administrativo del Deporte a Pedro Rocha. Si llegase la cautelar el asunto moriría de forma inmediata porque Rocha podría presentarse entonces a las elecciones y las ganaría por aclamación ya que ése es el pacto al que llegaron los presidentes de las territoriales. Ellos lo eligieron y no le darán la espalda después de haber sufrido lo que consideran un atropello por parte del TAD. Pero en el seno federativo se da por seguro que Rocha no conseguirá el objetivo y que su inhabilitación se mantendrá firme. Por eso desde hace semanas los barones territoriales pelean por ganar adhesiones entre sus compañeros y ocupar así un sillón que permanece vacío. Rafael Louzán no ha querido dejar pasar la oportunidad pese a la losa judicial que pesa ahora mismo sobre él. El calendario no juega a su favor porque le faltan unos meses para conocer el resultado del recurso ante el Tribunal Supremo por la condena de siete años de inhabilitación que le impuso la Audiencia de Pontevedra por un delito de prevaricación. Su planteamiento era ganar el recurso, que se retrasasen las elecciones y concurrir a ellas liberado de cualquier pena.
Sin embargo, no sucederá así. Las elecciones se celebrarán el 16 de diciembre porque la UEFA y la FIFA presionaron para no demorar más el proceso y acabar con el vacío de poder en una federación que en unas semanas debe recibir oficialmente el encargo de organizar el Mundial de 2030. Esa es la razón por la que Louzán, como el resto de aspirantes a suceder al inhabilitado Rocha, ha tenido que dar un paso al frente. La inhabilitación por siete años para desempeñar un cargo público es una piedra en el camino para él, pero no supone un freno para sus aspiraciones. La Federación Española de Fútbol es una entidad privada que ejerce funciones públicas, por lo que la inhabilitación no le impide pelear por la presidencia independientemente de lo que el Tribunal Supremo diga sobre el recurso. Otra cosa es su idoneidad a ojos de sus compañeros de territoriales y cómo puedan interpretar la UEFA y la FIFA, tan celosas en algunas cuestiones, su situación legal. Alguno de los barones territoriales defiende que Louzán no puede ser candidato por estas circunstancias aunque en las últimas semanas ha ido sumando apoyos hasta convertirse en uno de los favoritos a la elección final. Del presidente de la Federación Gallega siempre se ha alabado su capacidad negociadora y su habilidad para tejer estrategias. Por lo que cuentan le está volviendo a funcionar. A su favor también juega el hecho de haber sido una pieza importante en reconducir la relación con Javier Tebas y la Liga de Fútbol Profesional, un escenario agradecido después de los años de crispación constante entre ambos organismos.
El caso es que en esta guerra, más propia de la versión doméstica y futbolística de Juego de Tronos, el resto de protagonistas también llega con una mochila a cuestas. El murciano José Manuel Monje estuvo imputado por la Operación Soule; Joan Soteras, presidente de la Catalana, tiene pendiente una acusación por falsificar votos en una elecciones; y Pablo Lozano, de la Andaluza, maniobró contra Rocha cuando el resto había pactado que sería el presidente y esas con cosas que no se perdonan. Salvador Gomar, el valenciano, parece el favorito de cara a ese 16 de diciembre. Pero nada es seguro. Antes llegan las elecciones a la asamblea que se celebran este lunes y de la que saldrán los 141 asambleístas que votarán lo que antes hayan decidido los presidentes de las territoriales. Esos a los que Louzán trata de convencer de que él es el hombre de consenso que necesitan.
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