fútbol | Supercopa

Bellingham invita a un nuevo clásico

El inglés tumba la resistencia del Mallorca y el Real Madrid se jugará el título el domingo (20.00 horas) ante el Barcelona

FERMÍN DE LA CALLE

Habrá clásico el domingo, pero al Real Madrid les costó mucho sellar su pase a la final en una semifinal muy rocosa ante un Mallorca que conoce perfectamente sus virtudes y las debilidades de los blancos. Dispusieron de ocasiones los de Arrasate, pero no estuvieron finos en la definición. Y en el Real Madrid, donde Mbappé y Bellingham completaron un buen partido, el inglés acabó tocado muscularmente, lo que inquieta al madridismo. Los de Ancelotti, que redondearon el resultado con dos goles en el descuento, y se verán las caras el próximo domingo con un Barcelona con el que tienen cuentas pendientes desde que los de Flick les laminaron en el Bernabéu el pasado 26 de octubre (0-4). Suenan tambores de guerra.

Sostiene Ancelotti que «el Mallorca es un equipo bien organizado, defiende muy bien y, sobre todo, su entrenador aprovecha con balón las características de los jugadores que tiene. Para mí eso es lo que tiene que hacer un buen entrenador». Y para este partido Jagoba Arrasate, ese buen entrenador que tiene el Mallorca, apostó por colocar dos delanteros (Muriqi y Larin) para saltarse la presión de la medular blanca y generar más problemas al talón de Aquiles del Madrid: su defensa. Sin embargo, Carletto sacó toda su artillería y pidió ritmo a los suyos. Un mensaje que cuajó especialmente en Mbappé. Al cuarto de hora ya sumaba cuatro disparos a puerta.

Pasaban los minutos mientras Maffeo cocinaba la frustración de Vinicius a fuego lento, acabando el brasileño la primera parte con cuatro faltas sobre el lateral bermellón. Bellingham se mostraba muy dinámico sin terminar de conectar, Rodrygo se movía nervioso y solo Mbappé ofrecía verdadera sensación de peligro. El Mallorca se pertrechaba bien atrás y arriba generaba hasta tres ocasiones con su juego directo para las prolongaciones de Muriqi que habilitaban a un Larin que comenzaba a generar dudas en la zaga madridista. Muriqi le ganaba todas por arriba a Rudiger. El 65% de posesión con el que llegó al descanso no se tradujo en ocasiones claras y el paso de los minutos templó la temperatura de una semifinal que terminó la primera parte más parecida a lo que pensaba Arrasate que a lo que calculaba Ancelotti.

La segunda parte acrecentó la sensación de que el Mallorca estaba acomodándose más al partido y siguió colgando balones al área, donde Muriqi y Larin le complicaban la vida a la zaga blanca en cada centro. En uno de ellos Tchouameni se cruzó tarde y acabó conmocionado, por lo que tuvo que ser sustituido. Goteaban los minutos y eso hacía más cuesta arriba el partido para Ancelotti. Mbappé se había desdibujado, Bellingham y Rodrygo se desconectaron ante la falta de Modric en la medular y Vinicius seguía obcecado en su batalla con Maffeo. Solo una jugada individual podía desequilibrar.

Y la jugada llegó en el minuto 62, con una recuperación de Rodrygo que puso a correr a Vinicius, este centro al área, donde Rodrygo apareció para cabecear al palo, el rechace no pudo concretarlo Mbappé y finalmente Bellingham remachó a la red la pelota ante una muralla de mallorquinistas que defendían la línea junto a su portero Greif. La pegada del Madrid le rescataba cuando peor estaba en el partido. Cambiaba el encuentro, obligando al Mallorca a desplegarse para buscar el empate y dejar espacios a los atacantes blancos. Descorchada la botella, era cuestión de tiempo que los de Ancelotti se sirviesen otra copa. Jagoba fue amontonando jugadores con el paso de los minutos, pero los dos equipos parecieron muy cansados en el tramo final del partido. No lograron los bermellones generar más centros al área, donde esperaban Abdón, Muriqi y Larin, ni tampoco Mbappé, Vinicius y Rodrygo sacaron partido a los espacios que aparecieron a la espalda de los defensas rivales. En el descuento los blancos se soltaron el palo marcando dos goles, uno en propia puerta de Valjent en propia puerta y otro de Rodrygo, para cerrar la semifinal. Habrá clásico en Yeda en la final de la Supercopa el próximo domingo (20.00). Y el domingo juega Dani Olmo.

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