el análisis
En Getafe, como en Riazor
Eugenio Cobas | A Coruña
Lotina encontró en Getafe la mejoría fuera de casa que demandaba. El Deportivo jugó de visitante pero durante buena parte del encuentro dio la sensación de que el Coliseum Alfonso Pérez era Riazor. Sobre todo, por la imagen del equipo, que salió a por el partido de forma descarada. No sólo creó ocasiones con relativa facilidad, sino que casi siempre las finalizó. Es lo que quiere Lotina, que sus jugadores acaben las jugadas para no dar opción a que el rival salga a la contra. Así es como el Dépor se siente más a gusto, mandando y llevando el peso del partido. Es lo que suele hacer en Riazor y ayer quedó demostrado que también se puede dar una imagen parecida en los partidos a domicilio.
El conjunto coruñés fue mejor que su rival en casi todas las facetas del juego y esa superioridad se plasmó de forma más nítida en los compases iniciales, cuando el equipo de Lotina se adueñó del esférico y apenas dio opciones al Getafe. Tuvo la pelota no para simplemente asustar, como otras veces, sino para hacer daño de verdad. A balón parado o ensanchando el campo por las bandas, el Dépor metió en su área a su rival e hizo honores para ponerse con ventaja en el marcador. Fue mérito suyo, pero también ayudó la pájara de los azulones en el arranque del choque. Los futbolistas visitantes estuvieron mucho más vivos que los locales. Se comprobó, por ejemplo, en cómo los deportivistas aprovecharon las segundas jugadas en el área de Abbondanzieri para seguir creando peligro.
Luego el Getafe despertó y se sacudió el dominio. Ahí el Dépor empezó a sufrir porque tuvo menos el balón, aunque tampoco pasó demasiados apuros salvo en la acción del tanto del empate. El golazo de Manu del Moral fue una de esas jugadas aisladas ante las que poco puede hacer una defensa. Por lo demás, la zaga rindió a un nivel notable, como de costumbre esta temporada, pero lo mejor es que todo el equipo arrimó el hombro en las tareas de destrucción. Bodipo, en estado de gracia, fue el primer defensa cada vez que tocaba recuperar la posesión. Guardado y Lafita también apretaron desde muy arriba, igual que los dos mediocentros, Juan Rodríguez y Sergio. Eso impidió que el Getafe pudiera trenzar con fluidez su fútbol ofensivo. El Dépor le ahogó sus ideas, de ahí que Víctor Muñoz recurriera a Soldado y Uche en la segunda parte.
Los coruñeses no dejaron de creer nunca en la victoria y, como si estuvieran jugando al amparo de su público, tuvieron arrestos suficientes para seguir cargando hasta marcar el segundo tanto. El 1-2 fue producto de esa fe, aunque también tuvo mucho que ver la entrada de Juan Carlos Valerón. De la nada, como por arte de magia, creó un pase de gol que propició el penalti sobre Bodipo. Puede que el grancanario no esté para noventa minutos, pero merece una mayor presencia.
ERitmo frenético. Sobre todo en la primera parte, el Deportivo imprimió un ritmo frenético al encuentro, como suele hacer cuando juega en Riazor. De esa manera generó muchas llegadas a la portería contraria. Además, casi siempre acabó las jugadas sin dar opciones al contraataque.
ERecuperaciones muy arriba. El Dépor robó el balón muy arriba y a partir de tres cuartos de campo cargó sin cesar contra la portería de Abbondanzieri. Durante buena parte del encuentro los jugadores getafenses no tuvieron más remedio que dedicarse sólo a defender.
EValerón, determinante. El isleño tardó bastante en entrar al terreno de juego, pero nada más ingresar en el campo dio un pase de gol a Bodipo que propició el penalti que dio lugar al 1-2. Además, luego supo darle al equipo la pausa necesaria para mantener la posesión del balón sin darle opciones al Getafe para generar acciones de peligro.
ELa mejor salida. El partido de anoche fue, posiblemente, el mejor del Deportivo a domicilio en lo que va de temporada. El equipo coruñés tuvo en Getafe mucha ambición, una virtud que no mostró en otros desplazamientos.
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