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El Coinasa Liceo paga muy cara su relajación frente al Mataró

Reinaldo deja atrás a un rival y encara la portería del Mataró bajo la mirada de Lamas y Gende. / fran martínez
Ana Belicia Giorgini | A Coruña
Nueve minutos le hicieron falta al Coinasa Liceo para abrir el marcador frente al Mataró y cuarenta minutos más para ver cómo se le escapaba su mínima ventaja a falta de 49 segundos para el final, después de haber desaprovechado todo el partido en un rifirrafe sin sentido con un rival inferior que se creció al ver que no saldría goleado de la casa del tercer clasificado. Los catalanes, penúltimos, se permitieron tutear a un Liceo espeso y falto de ideas -en parte por las bajas de Pablo Álvarez y Grasas- en su propio feudo. Ambos protagonizaron un partido soso, aunque con mucho contacto, siempre dentro del juego limpio pero que dejaba entrever lo mucho que se jugaban los dos en este encuentro.
Sin embargo, los verdiblancos dieron por muerto al Mataró con un simple 1-0 y acabaron pagando caro su descuido, ya que cualquier error, como se demostró al final con un gol de chiripa de los visitantes, puede pasar factura.
Los coruñeses se adelantaron por medio de Jordi Bargalló, que transformó sin contemplaciones un penalti cometido sobre Josep Lamas en el minuto 9 de juego, pero se desinflaron inmediatamente después. Con la mínima ventaja en el marcador los jugadores de José Querido se relajaron y permitieron al Mataró coger poco a poco confianza, aunque nunca tuvo opciones claras para poner en peligro a Llaverola y se dedicó más que nada a bombardear con disparos muy lejanos, que el meta liceísta despejaba sin aparente dificultad.
En los primeros 25 minutos el Liceo se limitó a acosar el área del rival con muchas jugadas ensayadas entre Bargalló y Lamas a las que se sumaba también Reinaldo, pero ayer no fueron efectivas. Tras el descanso, se repitió la misma historia, aunque con un Mataró más crecido que no daba crédito a la relajación de los locales, que parecían haberle concedido un indulto a su rival para que abandonase Riazor derrotado pero no humillado. Y por esa osadía, el equipo de Iván Sanz fue capaz de asestarle un golpe muy doloroso, aunque no mortal.
A falta de cinco minutos para el final, el adormilado Palacio se despertó con los cánticos de los incondicionales liceístas, que trataban de animar a su equipo, que pese a estar ganando mostraba síntomas de cansancio e impotencia.
Bargalló y Lamas se crecieron con el apoyo del público y buscaron la portería rival con más ahínco, aunque con el mismo resultado que hasta entonces. Sin embargo, a 49 segundos del final, un lejano disparo al bulto desde el medio campo golpeó sin querer en el stick de Marc Figa y se coló en la meta de un incrédulo Llaverola. El jugador del Mataró tampoco se lo creía y esperó al silbido arbitral para alzar los brazos y festejar el gol decisivo.
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