Presencia sin control

El Dépor tuvo una mayor presencia numérica en el centro del campo, pero eso no se tradujo en lo que quería Miguel Ángel Lotina, que era dominar la posesión del balón. El técnico retocó su esquema habitual acumulando efectivos en la zona ancha, con tres mediocentros -De Guzman, Antonio Tomás y Verdú, este último con mucha libertad- y dos mediapuntas: Ángel Lafita y Juan Carlos Valerón. Había más talento que nunca de tres cuartos de campo hacia adelante y mimbres para llevar la iniciativa, aunque el Dépor sólo mandó en ciertas fases de la segunda parte. El resto del encuentro fue de claro dominio local. Al Madrid le faltó de todo, sobre todo ideas, pero si algo tuvo fue el balón, en especial en los primeros cuarenta y cinco minutos. Lotina quería obligar a los merengues a tener que correr detrás de la pelota, aunque esa declaración de intenciones se quedó sólo en eso durante la primera hora del encuentro. En el tramo final el conjunto blanquiazul sí se sacudió el dominio y fue capaz de armar algunas acciones de peligro triangulando con velocidad y precisión.

Lo malo es que durante buena parte del encuentro el Dépor defendió muy atrás y permitió los arreones del Madrid, sobre todo de Robben. El holandés lo intentó por la izquierda, por la derecha y por el centro. La defensa coruñesa, ordenada y más expeditiva que en el Camp Nou, dejó que su rival llegara a las inmediaciones del área de Gustavo Munúa, aunque una vez ahí el Madrid se estrelló y fue incapaz de generar ocasiones claras. Sin interiores puros, Valerón y Lafita tuvieron que multiplicarse en tareas defensivas para echar una mano a los laterales. Tanto Manuel Pablo como Filipe, sobre todo el brasileño, actuaron como carrileros a la antigua usanza. El que más profundidad tuvo fue el ex madridista, muy motivado por competir en el que pudo haber sido su estadio.

Pese al 1-0 el Dépor no perdió la compostura ni bajó los brazos. En ese sentido lavó la mala imagen ofrecida contra el Sevilla y el Barça. Lo malo es que volvió a tener serios problemas para generar peligro. Sólo Valerón, que debutaba como titular en la presente Liga, vio algo de luz entre líneas. En la segunda parte el Dépor se estiró y se hizo con el mando del encuentro, aunque sólo a ráfagas. Cargó mucho más sobre la portería de Casillas y eso propició varias contras peligrosas del Madrid. El equipo coruñés se fue del Bernabéu con la cabeza alta pero con la sensación de haber perdido ante un rival al que se le podía haber hecho mucho más daño. Ahora la duda es saber si el nuevo sistema tendrá continuidad el próximo domingo contra el Villarreal y si esa continuidad, independientemente de cuál sea el dibujo táctico, afectará también a Valerón. El isleño demostró ayer que está para jugar. Por si había alguna duda.

ELíneas muy juntas. El Deportivo supo replegarse rápido y juntó sus líneas para dificultar al Madrid la creación de su fútbol ofensivo. Los tres mediocentros -De Guzman, Antonio Tomás y Verdú- estuvieron casi en línea a la hora de defender. Los tres se sacrificaron, al igual que Lafita y Valerón.

EDefensa retrasada. El equipo coruñés se comportó como un bloque compacto en las tareas de destrucción y dio pocas opciones al Madrid. Sin embargo, la insistencia de los jugadores merengues obligó a la zaga a tener que defender muy cerca de su portería. Eso propició que cada vez que el Dépor robaba el balón se encontraba setenta metros por delante hasta la meta de Casillas.

EMejor tras el descanso. El Madrid, muy plano y sin ideas, cedió el control durante varias fases de la segunda mitad. Fue entonces cuando el Dépor se encontró más cómodo en el campo.

EFilipe y Valerón. Fueron los dos mejores futbolistas del Deportivo. El equipo coruñés jugó sin bandas y el lateral supo aprovechar el carril libre para ganar la línea de fondo. El isleño demostró su visión de juego entre líneas.