Es en Valencia donde ejerce incansable su profesión en una clínica privada e impartiendo clases en la universidad. Toda su vida se ha dedicado al judo, lo que le da una complexión deportiva inmejorable y un gran talento en las manos, sus herramientas de trabajo.

Nieves pertenece al equipo de tierra, compuesto por más de cuarenta profesionales, tales como el médico, el preparador físico, el informático, el responsable de prensa, el meteorólogo y los constructores de barcos, entre otros. Todos ellos se adelantan a los regatistas en los puertos donde recalan para tener las cosas preparadas antes de su llegada. Los veintidós deportistas -once en cada uno de los dos barcos del equipo Telefónica, el Negro y el Azul-, van navegando por etapas oceánicas y el personal de tierra viaja en avión.

La Volvo Ocean Race cubre nada menos que 37.000 millas náuticas, la competición en el mar más ambiciosa que existe. La iniciativa surgió hace 34 años y ahora se celebra cada dos. En esta edición participan ocho barcos y Alicante fue el punto de partida. Hasta ahora han pasado por Ciudad del Cabo (África), Cochin (India), Singapur y ahora están en Qingdao (China).

Por delante quedan siete meses, cuyos destinos son: Río de Janeiro (Brasil), Boston (EEUU), Galway (Irlanda), Mastrand y Estocolmo (Suecia) y finalmente San Petersburgo (Rusia).

La jornada laboral de Nieves comienza a las siete y media de la mañana. Tras el desayuno, se reúne con sus compañeros para estudiar el plan del día. Después atiende a los regatistas en la sala de fisioterapia. Y mientras ellos entrenan, generalmente cuatro horas, redacta los informes y organiza el trabajo junto con el médico y el preparador físico. Cuando vuelven a tierra, les atiende de nuevo.

"Hacia las ocho de la noche termino, pero mi deber es estar disponible las 24 horas. Mi teléfono me acompaña día y noche. Además, lo primero que hacemos al llegar a destino es recorrer los hospitales indicados por la organización, porque en caso de emergencia estamos mejor preparados habiendo establecido previamente contactos con los centros médicos", explica.

Nieves reconoce que no sabía mucho sobre regatas y que ahora está descubriendo un mundo interesantísimo. "Es un sueño que mi profesión me lleve a dar la vuelta al mundo", señala en la calurosa Singapur, donde se encuentra el Race Village, la plataforma que la Volvo instala en cada visita a puerto.

Los requisitos para llegar a ser la fisioterapeuta del equipo Telefónica en la Volvo Ocean Race eran: saber inglés, tener buena salud, larga experiencia profesional en Fisioterapia del Deporte, capacidad de adaptación a cualquier circunstancia y clima, ganas de aprender y, por supuesto, "suerte", comenta con una amplia sonrisa.

"Yo creo que en mi campo, la profesionalidad se demuestra resolviendo los problemas de los demás. Cuánto más resolutiva sea, mejor. Tengo mucha confianza en mi trabajo, lo que me da mucha seguridad en mí misma. Eso es lo que cura a la gente, mi dedicación", declara la coruñesa.

El respeto por los regatistas

"Compañerismo, aguante y capacidad de adaptación", son según Nieves de Bernardo las cualidades que debe tener todo buen regatista. Algunos de los tripulantes de los barcos Telefónica Azul y Negro son campeones olímpicos. Lo que más destaca Nieves de ellos y de los demás es el compañerismo y la voluntad de ayuda.

"Me sorprende su espíritu de equipo; en un barco tu vida depende de los demás, así que la gente es muy sufrida. Nadie se imagina las situaciones tan extremas a las que tienen que hacer frente. Seguir las órdenes y estar bien coordinado es fundamental para competir en un deporte como éste", cuenta.

Lo que también ha comprobado es que todos tienen una clara vocación al mar. "En cuanto han pasado varios días en puerto sin navegar, están deseando hacerlo. Me fascina su entusiasmo por el trabajo, realmente aman lo que hacen", afirma.

En su opinión, a un regatista no le puede faltar una buena condición física, qué duda cabe, pero más importante es tener aguante, conocimiento perfecto del mar y una total capacidad de adaptarse a cualquier circunstancia.

"Se necesita ser de una manera especial para dedicarse a esto. Yo los admiro. A veces están semanas enteras en el mar y la verdad es que hacer turnos de cuatro a seis horas de sueño, maniobrar sólo con la fuerza física a merced del viento y del oleaje, estar en continua afinidad con el resto del equipo, saber comunicarse para su propio bien y el de los demás, comer a deshoras y lo que toque? eso no lo hace cualquiera", afirma.

Otro dato curioso es que en el Race Village se encuentra la Volvo School, el colegio para los hijos de los tripulantes. Y es que muchos tienen familia, que puede seguirles por el mundo, "lo cual es una gran motivación para ellos", subraya.

"Yo lo explico así: esto es un circo, pero en el mar; es que son tantos los preparativos y el trabajo que hay detrás, que no se me ocurre mejor comparación que ésta. Y todo es itinerante, ya te digo, como la vida circense. Están en juego los mismos elementos: talento, sacrificio, espectáculo y riesgo", indica.

También hay lugar para el ocio

Al tratarse de una competición que da la vuelta al mundo, las estancias en puerto suelen ser más o menos largas y, claro, también hay domingos. Así que los deportistas y el personal de tierra tienen la oportunidad de hacer un poco de turismo y adentrarse en la cultura que les acoge. Nieves resume sus días libres así: "Intento enterarme bien de dónde estoy. Me gusta hablar con los anfitriones para empaparme del ambiente. También hago muchas fotos para mi familia. Y pruebo casi todos los platos típicos, digo casi todos porque no puedo con el picante. ¿Qué más? Ah, sí, voy al gimnasio o me doy un buen paseo, porque desde que no me dedico al judo como deporte de competición necesito hacer ejercicio a buen ritmo".

Tras el camino recorrido ya colecciona muchas anécdotas, de las cuales quiere destacar sobre todo una: la cálida acogida que recibió el equipo a su llegada a la India. Para corresponder a tantas atenciones, el último día todas las mujeres del equipo de tierra decidieron asistir a la ceremonia de entrega de premios vestidas con saris, los trajes típicos del país.

También Singapur le ha gustado mucho. De esta isla del sudeste asiático destacaría el orden y el civismo de sus habitantes, algo que le ha sorprendido gratamente.

Y comenta: "Es una ciudad perfecta, por decirlo de alguna manera. No he visto un solo papel en el suelo, ni me agobia la multitud de personas que visita el distrito comercial de Orchard Road. Hay un respeto y educación que se respira por todas partes. ¡También me sorprende el calor tan húmedo que hace aquí!".

Singapur es el escenario de la entrevista y tampoco olvidará el ambiente multicultural de esta ciudad-estado de cuatro millones de habitantes, ciudad con clima tropical y con una economía puntera que lo sitúa entre los países más desarrollados del mundo. Una mezcla inolvidable, dice al despedirse con su actitud amable y su característica sonrisa.