Da igual su nombre, sus virtudes, sus logros, no es nadie. Aquí sólo se habla en blanco y por lo blanco, lo que sobra es para dedicárselo al Barcelona, el eterno rival de los de Concha Espina. El equipo coruñés no es ni tan siquiera menospreciado, es más simple, no existe. Es sólo el adversario que le tocó en gracia al equipo local para iniciar su paseo glorioso por el campeonato, hasta que se encuentre con el único obstáculo posible, uno que viste camiseta azulgrana. Sólo los futbolistas y los técnicos merengues muestran el conveniente respeto al primer rival que les deparó el sorteo. Saben que en el campo son once contra once y que la teoría sigue camino paralelo a la práctica.

Silandeiro llega el conjunto de Lotina al coliseo blanco. Sin hacer mucho ruido. Sin haber firmado una pretemporada espectacular, pero dispuesto a intentar pasar del papel de bufón al de estrella principal de la función. Es cuestión de manejar el balón mejor que los oponentes. Es cuestión de que juegue a lo que sabe e impida que el Madrid haga lo propio. "Es un rival muy peligroso, sobre todo desde que está Lotina", recordó ayer Raúl, el sempiterno capitán blanco. Un aviso a los navegantes que ven el mar en calma, pero que no se fijan en los bajos.

Quizá recuerde que el Deportivo es uno de los rivales que más se le atraganta a su equipo en Riazor; quizá recuerde -era otra época- que todavía se mantienen en pie tres de los futbolistas claves del marzo de 2002. Le llaman el Centenariazo. Tiene memoria histórica y futbolística. Es lo que lo hace grande. Y sabe que enfrente habrá un equipo con hambre de buen fútbol y resultados. Un once que nada tiene que perder, pero que puede hacer mucha pupa. Lotina, ése al que Raúl regala los oídos, va a repetir la alineación que perdió en Pamplona por goleada, con la única novedad de Zé Castro. Fue un experimento. Le gustó. Llegó la hora de demostrar que está en lo cierto. Contra la galaxia, fútbol y trabajo. Contra las estrellas, sapiencia, buen hacer y saber estar. Bufón, sí; pero de los buenos. Como recordó Aranzubia, es necesario salir de este campo con varias tarjetas. Eso es también parte del fútbol.