El holandés Arjen Robben, ex jugador del Madrid, tuvo ayer un debut mágico con el Bayern -jugó 45 minutos, marcó dos goles y se convirtió ya en uno de los favoritos de la afición- y ayudó a la resurrección de su equipo, que goleó con autoridad al Wolfsburgo por 3-0.

El Bayern, tras tres partidos sin conocer la victoria, había llegado al compromiso bajo presión y el entrenador Louis Van Gaal había dicho incluso que se marcharía si no sentía confianza de parte del entorno. Robben entró desde el arranque de la segunda parte y desde ese momento creó inquietud en el área rival.