Vujadin Boskov simplificaba al mínimo lo que a su entender era el fútbol. "Fútbol es fútbol, y gol es gol", decía el ex entrenador yugoslavo, que dirigió al Zaragoza y al Madrid, entre otros equipos. Así de simple. De alguna forma lo emuló anteayer Iván Pérez, otro de los canteranos del Deportivo que debutaron en Primera División a las órdenes de Lotina. Lo hizo en el Santiago Bernabéu, en la que fue la puesta de largo de los nuevos galácticos de Florentino Pérez. Sin embargo, no le afectó: "Esto sigue siendo fútbol", comentó en referencia al encuentro. "Ellos eran once y nosotros otros once", como sucede en cualquier otra categoría, entre ellas la Segunda División B, en la que jugó en la pasada temporada con el Fabril.

El estreno de Iván en la elite del fútbol español no resultó como le gustaría debido a la derrota, algo que era predecible para la mayoría, pero no tanto para los deportivistas, que esperaban puntuar a la vera de la Castellana. "Estoy contento por haber debutado en Primera División, pero la sensación final es negativa porque perdimos y eso es lo que cuenta", explica el santiagués, que huye del individualismo. "Éste es un deporte de equipo, importa lo colectivo", insiste. Por eso esa sensación ingrata al término del encuentro. "Fue una pena porque tuvimos la posibilidad de sacar algún punto", se lamenta.

Resultado al margen, aunque en verdad es lo que realmente importa, Iván Pérez aseguró que estuvo muy tranquilo en todo momento. Si acaso notó cierto nerviosismo cuando entró en el Bernabéu, pero que desapareció cuando empezó el partido. "Algo sí noté, pero desapareció pronto", dice al tiempo que asegura que vio el choque desde el banquillo con relativa tranquilidad. Lo de relativa era simplemente porque desde ese lugar todos los futbolistas ven los encuentros con más nervios, ya que no pueden participar. Después le llegó el momento de calentar. También en ese instante mostró una frialdad inusitada. "Cuando el míster me dijo que calentase, lo hice sin más, ilusionado, pero como en cualquier otro partido. En el campo tenía a once compañeros a los que tenía que ayudar, como venía haciendo hasta esta temporada", explica con sencillez. Fue lo que le permitió mostrarse con descaro en los balones que tocó y durante los minutos en los que participó. "Sigue siendo fútbol", insiste, aunque cambie el escenario, la categoría y los rivales.

Recuerdo imborrable

Debutó con derrota, pero el día y el partido de su debut quedarán para siempre en su mente. "Eso sin duda", reconoce. También hay recuerdos físicos: "Una de las camisetas que me correspondían y la que cambié con Arbeloa", el lateral madridista que militó durante media temporada en el Deportivo de Joaquín Caparrós antes de dar el salto al Liverpool. "Al final del partido se acercó a mí para saludarme, ya que me recordaba de Abegondo, yo pensé que no iba a ser así, y entonces le dije si nos cambiábamos la camiseta, y así fue", relata. "Es la de un futbolista importante, que además tiene un gran pasado como deportivista", añade.

Queda todavía por cumplir el homenaje que Iván Pérez tiene aún pendiente con José Luis Vara, su principal valedor en el mundo del fútbol. "Esa promesa la voy a cumplir", sentenció. Iván quiere regalarle a la familia del fallecido José Luis una camiseta que luzca en un partido del Deportivo, a ser posible la primera, pero no será la de ayer por una razón muy simple: "Tanto su familia como la mía vamos a esperar porque preferimos que sea la blanquiazul", es decir, la deportivista de siempre, en vez de la negra que el sábado lució el equipo coruñés en el Bernabéu.

Fue el primer paso de un nuevo canterano en el primer equipo blanquiazul. Se arriesgó en verano. Hizo caso de la propuesta de Lotina y se quedó para ver si superaba la prueba para permanecer en el primer equipo. La superó y ya es uno más. De entrada fue uno de los catorce que se estrenaron en el curso actual. Es más, la confianza que el entrenador tiene en él permite pensar que tendrá un protagonismo mayor a lo largo del campeonato.