El final de la carrera deportiva supone para los atletas un futuro incierto, una jubilación temprana si lo comparamos con otros trabajadores. A veces por circunstancias que tienen que ver con la edad, otras por lesiones e incluso, en los casos más sangrantes, por falta de ayudas de las instituciones públicas. Sin embargo, muchos de ellos siguen vinculados de un modo u otro al mundo del deporte, bien probando suerte en otras disciplinas o poniéndose al otro lado de la barrera, entrenando a las nuevas generaciones y transmitiendo sus conocimientos. Es el caso del atleta coruñés Andrés Díaz, (A Coruña, 12 de Julio de 1969), que compitió en Atlanta 1996 y fue séptimo en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, y que, durante sus años en activo, se convirtió en un habitual de los podios, destacando en la distancia de 1.500 metros, donde llegó a encabezar el ranking tanto a nivel de España como mundial.

-Aunque se ha retirado de la alta competición, no se ha desvinculado totalmente del mundo del atletismo. ¿Sigue adelante con el proyecto de entrenamiento de atletas?

-Sí. Aunque me retiré hace cinco años, actualmente me dedico a los entrenamientos a nivel personal y sigo vinculado al deporte, pero más bien enfocado a mejorar la calidad de vida, como un complemento de los hábitos saludables de las personas y la mejor medicina para gozar de una buena salud. Es un enfoque del deporte como ocio, recreación y salud y no tanto basado en el rendimiento que se obtenga a nivel de resultados positivos en la alta competición.

-¿Estos entrenamientos están abiertos a todo tipo de personas?

-Sí, son personalizados y el objetivo que se persigue es mejorar la condición física. Al favorecer las características físicas se garantiza tener mejor calidad de vida. También entreno a corredores populares y algunos atletas de categorías inferiores, porque no me quiero desligar por completo del atletismo.

-Aquí en A Coruña, en cuanto a instalaciones y clubes, ¿se cuenta con todas las ayudas e infraestructuras necesarias?

-No, pero es el cuento de nunca acabar. Esta situación la llevamos sufriendo desde hace muchísimos años, concretamente desde el año 95, cuando se quitó la pista de del estadio de Riazor. Antes faltaban ayudas económicas para apoyar a los clubes y ahora además tenemos que añadir el tema de las instalaciones. En la ciudad no contamos con ninguna pista de atletismo, la única que hay es la de Elviña, pero es universitaria y tan sólo está abierta por las tardes. Tenemos otras fuera de la ciudad, como son las de INEF, en Bastiagueiro, pero también son propiedad de la universidad. La conclusión es que no contamos con pistas deportivas municipales. La historia del atletismo, y yendo un poco más allá, del deporte coruñés, habría que resumirla antes y después de las pistas del estadio de Riazor. Resulta además paradójico que se le siga llamando estadio, cuando en realidad es un campo de fútbol.

-Parece que se prioriza este deporte y se dejan de lado los demás. ¿Se sienten marginados?

-Sí, parece que sólo existe el fútbol. El resto de los deportes están como en un segundo plano y hay muchísimos deportistas que se quedan en el camino por falta de ayudas, sobre todo públicas. Como el caso de Eva Castro que, en el mejor momento de su carrera deportiva, después de superar una lesión bastante importante, piensa en retirarse por falta de apoyos ya que no cuenta con el dinero suficiente para competir. No está pidiendo que le paguen una ficha para meter el dinero en el banco, simplemente necesita poder costearse sus viajes y los gastos que estos acarrean. Parece que vivimos en la Prehistoria, en vez de avanzar estamos yendo hacia atrás.

-¿Habría entonces que pedir a la Administración más ayudas, para el deporte quizá no tan mayoritario o de masas, pero, con fuerte presencia en la ciudad, como es el atletismo? Parece que sólo los eventos deportivos que mueven masas o las grandes figuras son los que se llevan el pedazo más grande del pastel.

-Sí, da la sensación de que sólo cuenta el deporte espectáculo, y a gran escala. Se le da más importancia a un equipo que milite en la Primera División, o se prioriza traer una prueba de Copa del Mundo de una disciplina. Al final lo que ocurre es que se gasta muchísimo y con todo ese dinero se podrían sostener muchos clubes en la ciudad. La triste realidad es que son los equipos los que están manteniendo el atletismo en A Coruña, porque las ayudas y subvenciones son mínimas. Se llega incluso a casos en los que son los propios presidentes los que están poniendo dinero de su bolsillo, perdiendo tiempo de estar con sus familias y son los que están sacando adelante a las nuevas generaciones de atletas, junto con el apoyo de los entrenadores, muchos de ellos, sin profesionalizar.

-Los campeonatos europeos son este verano en Barcelona. Tras no conseguir ningún metal en Pekín, saltaron las alarmas sobre el estado de salud de esta disciplina en España ¿Cómo ve ahora mismo el atletismo nacional?

-En mi opinión ahora nos encontramos en un momento muy bueno. A nivel europeo somos una potencia en pruebas como fondo y medio fondo. Además, estamos mejorando en competiciones, sobre todo a nivel femenino. Antes había una o dos mujeres que destacaban y ahora hay muchísimas, no hay que olvidar que tenemos una campeona del mundo (Marta Domínguez). Por otra parte, en marcha, seguimos siendo muy buenos, lo que pasa es que en la mayoría de los campeonatos los africanos están copando los podios cada vez más. Es el resultado de la globalización: antes solo podían competir , por ejemplo, tres keniatas y ahora se pueden nacionalizar en otros países. Ahora tomas la salida en un Mundial con nueve africanos de distintas nacionalidades y, contra eso, es muy difícil competir, es algo que no se puede negar. Pero a nivel europeo pienso que la participación española va ser incluso más exitosa en el Europeo de Barcelona, vamos a conseguir muchas medallas.