Alabart, Huelves, Garea y Duarte son nombres que han dado muchos años de gloria al Liceo. Ahora, una nueva generación puede repetir sus éxitos. Los hijos de Kiko, José Luis, Gelasio y Willy heredan sus apellidos y sus maneras y comienzan a dar guerra en las categorías inferiores del hockey sobre patines coruñés.

Es el caso de Ignacio Alabart. El vástago del catalán apunta maneras. "Es bueno", afirma el ex jugador del Liceo. "Pero yo soy su padre y no debería decirlo", añade. Lo cierto es que, a sus 14 años, el pequeño Alabart ya juega tanto en el equipo infantil como en el juvenil —una categoría por encima de la suya— del Compañía de María, con los que se clasificó en cuarta posición en el último Campeonato de España disputado en A Coruña.

Ignacio tiene a quien parecerse. No sólo es que su padre haya sido un mito en la historia verdiblanca y capitán de la selección española de los años 80, sino que toda la familia Alabart respira hockey sobre patines, así que prácticamente nació con un stick debajo del brazo. "Creo que desde que tenía cuatro año ya andaba por el pasillo de casa jugado", recuerda su progenitor.

Además, fue creciendo y mejorando en su juego con un supervisor de lujo a su lado, aunque, no obstante, Alabart padre se queja de que ya no le hace mucho caso: "Antes sí que me preguntaba más por mi época, veíamos vídeos de partidos e íbamos juntos a patinar y al Liceo. Ahora ya está en una fase de pasar más de mí. Es una pena, porque sólo me ha visto jugar en veteranos y las facultades ya no son las mismas. Ya no puedo competir contra él".

Lo mismo le ocurre a Gelasio Garea. Su pequeño, también de 14 años, forma parte del equipo infantil del Liceo. El que fuera guardameta del conjunto herculino se lamenta de que Diego, el mayor de sus hijos, no pudiera disfrutar de sus mejores años como jugador: "Vemos algún vídeo, sobre todo de mi época en Portugal", comenta.

¿Le hubiese gustado que Diego siguiera sus pasos en la portería? "Para nada, ya le dije que ya llegaba con un guardameta en la familia, que es una posición más sufrida. Él juega como delantero, y así está mejor", responde Garea, que tampoco dice haber impuesto el hockey como deporte para sus hijos: "Empezó porque estudia en el Liceo y desde pequeños tienen patinaje. Le gustó y se quedó. Al pequeño, no, y ahora lo tengo jugando al baloncesto. Lo importante para mí es que hagan deporte".

Otro portero histórico del Liceo es José Luis Huelves. Su apellido sigue presente en el hockey, ahora en la espalda de su hijo Sergio que, a sus 15 años, también se reparte entre dos categorías en la escuela verdiblanca, la juvenil y la júnior, con los que fue al Campeonato de España de hace dos meses.

Willy Duarte tiene asimismo una progenie que sigue sus pasos. El mayor, Iago, está en los infantiles del Liceo y la condición de ex jugador de su padre hace que se decante día a día por este deporte en detrimento de otros muchos que practica. La pequeña, de once años, prefirió algo más femenino, por lo que insiste con el patinaje. Lo importante es ir sobre ruedas.