Urreta solicitó hace una semana el pasaporte para regresar a Peñarol y Miguel Ángel Lotina, su entrenador, parece dispuesto a concedérselo. Es la lectura que se puede extraer de la ausencia del uruguayo de la lista de convocados para el doble desplazamiento a Almería y Valencia. Es el único que se queda por decisión técnica, las demás bajas son por lesión. Es la respuesta a sus declaraciones de hace siete días, en la víspera del partido de vuelta contra el Córdoba. "No es que no esté contento, es que a veces por circunstancias uno no tiene los minutos que desea y es bueno cambiar de aires", dijo.

Esa metedura de pata puede permitirle alcanzar su objetivo, que es regresar a su club de siempre, como él reconoce. "Soy hincha de ese club, y siempre tengo ganas de volver; siempre las tuve y siempre las tendré". Su problema es Augusto César Lendoiro, el presidente blanquiazul, que solicitará una compensación por la pérdida del futbolista. Peñarol, que aún no contactó con Lendoiro directamente, está dispuesto a ofrecer un jugador valorado en 250.000 dólares.

Mientras, Urreta se tendrá que seguir entrenando con el grupo, aunque siendo consciente de que ha perdido todo el valor que tenía para este equipo. El técnico le retiró la confianza tras sus declaraciones, en las que afirmaba que quería más minutos. Hasta su lesión lo jugó todo; tras su recuperación también. Sólo se quedó fuera de la lista contra el Sporting de Gijón por el incidente que protagonizó con Antonio Tomás. Fue la única vez que estaba disponible y no jugó. De ahí que sus palabras no hayan calado bien en el técnico y sus compañeros. Es lo que se entiende de que estén prescindiendo de él desde entonces. Es decir, no estuvo para visitar al Athletic, ni para recibir al Córdoba ni al Barça. Y ahora tampoco para esta mini gira por Almería y por Valencia.

El uruguayo está ya en la puerta de salida. Espera que haya un acuerdo entre Lendoiro y Juan Pedro Damiani, presidente de Peñarol. Falta que establezcan contactos para llevar a buen puerto la negociación. El dirigente deportivista sabe, porque habrá hablado con Lotina y porque lo ve, como todos, que la continuidad de Urreta no tiene sentido. Está fuera de circulación para los técnicos deportivistas; incluso tampoco llegó a congeniar con sus compañeros. Está fuera de sitio y se quiere marchar. Lo lógico es que lo haga.