No se lo pensó. Pablo Cancela (A Coruña, 1988) tardó poco en decidirse cuando sobre la mesa le pusieron una oferta del Forte dei Marmi italiano. Todavía le quedaba contrato por cumplir en el Alcoy, pero lo tenía claro. Era el momento de dar el salto. El jugador coruñés se convierte así en el primero en marcharse a una liga extranjera. De momento, por una temporada. Nieto del mítico jugador del Deportivo Dabogerto Moll e hijo del portero de Dominicos Antonio Cancela, Pablo tiene clase y estirpe como para ser uno de los grandes. En Italia podrá demostrarlo, aunque primero tendrá que adaptarse a las características propias del hockey sobre patines transalpino, un poco más alocado. Y también aprender el idioma. Un reto que afronta sin miedo y con mucha ilusión.

-¿Por qué ha tomado la decisión de dejar el Alcoy y marcharse a Italia?

-El equipo en el que estaba no quedaba bien. Casi todos los jugadores que contaban con muchos minutos -su compañero Toni Pérez, que fichó por el Liceo, entre ellos- se marchaban y no estábamos del todo cómodos. Buscaba algo más profesional. Surgió la oferta del Forte dei Marmi -también tenía otras de escuadras españolas- y no me lo pensé, es una gran oportunidad para progresar.

-¿Qué le puede aportar como jugador un año en Italia?

-Aprender, como se aprende en todos los sitios, pero también empezar a jugar partidos importantes. Creo que el Forte dei Marmi me da esa opción.

-¿Jugará competiciones europeas con el Forte dei Marmi?

-Creo que tenemos una posibilidad de jugar la Copa CERS. Esa es una opción que me encantaría porque a lo mejor puedo volver a España para jugar contra un equipo de aquí.

-¿Ya ha hablado con su nuevo entrenador?

-Sí, es con el que más en contacto he estado. Me ha dicho que voy a jugar atrás y estoy muy contento. Me da confianza, así que espero ganarme yo la suya en la cancha durante la temporada.

-¿Cree que le costará adaptarse al hockey sobre patines que se practica en Italia?

-En España el hockey es más táctico, en Italia el juego es un poco más alocado. Pero, en definitiva, es hockey sobre patines y yo espero no tener ningún problema. Creo que no lo tendré.

-¿Y con el idioma?

-Poco a poco. De momento, estoy intentando aprender un poco de italiano por mi cuenta. Pero algún compañero que está allí -Roger Molina- me ha dicho que es fácil, que no voy a tener problemas.

-Por lo menos, conocer los insultos...

-¡Eso no! Que si no me van a sacar muchas tarjetas azules.

-¿Qué espera, en general, de esta experiencia?

-Espero hacer un buen año. Marchándome a Italia dejo claro que apuesto por el hockey sobre patines como medio de vida. En el plano deportivo, también espero seguir aprendiendo e intentar llevar al equipo lo más arriba posible. Decir que el objetivo tendría que ser ganar la liga sería demasiado arriesgado, pero sí llegar al play off e intentar quedar entre los cinco o seis primeros de la clasificación.

-¿No le da miedo nada?

-No, qué va. Voy a jugar al hockey sobre patines, que es lo que me gusta, y así es imposible que tenga ningún tipo de miedo.

-¿Ni siquiera por tener que estar tan lejos de casa?

-Ya serán cuatro años fuera de casa: dos años en Vigo, uno en Alcoy y ahora éste en Italia. Pero estoy contento y mis padres también. Saben que esto me hace mucha ilusión y me apoyan al cien por cien.

-¿Conoce ya la que será su nueva ciudad?

-Es una pequeña ciudad costera -en la Toscana-. Me han dicho que es preciosa, que voy a estar encantado.