El sábado, al finalizar el encuentro que había jugado apenas unos minutos antes contra el Nàstic, Aythami todavía daba vueltas en su cabeza a lo que había pasado sobre el terreno de juego. Aquel encuentro que parecía encarrilado al descanso se convirtió en un calvario que despertó las protestas de parte de la afición, molesta con la actitud demostrada por el equipo. El defensa, sin embargo, estaba completamente convencido de que habían jugado "bastante bien" y que de no haber sido por sus propios errores en aquel instante estaría hablando de una victoria blanquiazul. "Fueron 15 o 20 minutos en los que no estuvimos con la intensidad que tuvimos en la primera parte", mascullaba Aythami sobre lo que le había sucedido al equipo para acabar empatando un partido en los minutos finales.

Antes, a la salida de los vestuarios, el canario ya había tenido que responder a las preguntas sobre su actuación a lo largo de los 90 minutos ante el Nàstic. Aythami prefirió destacar la habilidad del rival en el primer tanto más que señalarse a sí mismo como responsable del tanto encajado, por más que le cuestionaran si estaba satisfecho con su rendimiento.

Su principal preocupación era identificar los errores que se habían cometido para agradecer un empate de última hora. "El equipo, a pesar de esos 20 minutos, jugó bien, hicimos cada uno lo que tenía que hacer y después en jugadas individuales que no tenían mucho peligro nos hicieron los goles. Realmente eso es lo que tenemos que corregir", repetía como un mantra el defensa sobre lo ocurrido.

Esos 20 minutos de la segunda parte, justo inmediatamente después de que Colotto mandara un disparo al larguero que podía haber colocado el 2-0 en el marcador, condenaron al Deportivo, de acuerdo al canario, quien al mismo tiempo rechaza que las expectativas depositadas en el equipo condicionen sus partidos o los carguen de una dosis extra de ansiedad. "Sólo tenemos ganas de hacerlo bien, de agradar. A lo mejor a veces parece que es ansiedad", reflexionaba.

Pero lo que realmente barruntaba el defensa eran las facilidades que encuentran los rivales para anotar goles ante los blanquiazules. "Con poquito nos meten gol", reconocía Aythami. Los partidos anteriores ya habían dado muestras de que los contrarios necesitan muy poco para superar a la defensa del Deportivo. El Hércules se llevó un partido de Riazor con apenas una ocasión y el sábado el Nàstic marcó dos goles a partir de las dos únicas oportunidades que tuvo.

La ecuación sirve también para lo ocurrido en Alcorcón y Alcoy, aunque todo depende de cómo se mire: "Otras veces a lo mejor estamos aquí tres meses jugando y no nos meten. Hay que seguir concentrados, que no pasen esas cosas y ya está". Esa es su receta para la particular inestabilidad que afecta al equipo deportivista.