El sábado se cumplirán diez meses y un día de la última visita del Deportivo al Nuevo Arcángel. Fue el 21 de diciembre para disputar la ida de los octavos de final de la Copa del Rey. Disputar, que fue lo que pudieron hacer los futbolistas de ambos equipos, más que jugar ya que el terreno de juego estaba impracticable debido a la intensa lluvia que cayó sobre Córdoba durante los días anteriores al encuentro, que a punto estuvo de suspenderse debido a la cantidad de agua que se acumuló y que hizo imposible la práctica del fútbol. Los blanquiazules regresaron con un empate a un gol y dejaron encarrilada la clasificación para cuartos, que ratificaron en la vuelta en Riazor. Fue un partido que no servía para tomar la medida de ambos equipos. Ahora, con los dos en Segunda División, espera un césped en magnífico estado y un adversario crecido debido a su buen juego y a los resultados positivos que acumula, que lo llevaron a la cuarta plaza con dos puntos más que los coruñeses.

Hace diez meses no se supo que el partido se iba a celebrar hasta una hora antes de la hora fijada oficialmente. Y si se disputó fue porque el árbitro designado, el castellano-leonés González González, lo decidió por su cuenta y riesgo, ya que el balón apenas si podía circular más de medio metro seguido. No era cuestión de que se tuviese que buscar otra fecha para el encuentro después de la amenaza de huelga de los futbolistas y la posterior intentona, no se sabía entonces, de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) de negarse a jugar una jornada de Liga. La de González González fuer una decisión obligada, quizá por sus jefes, ya que era imposible mantenerse de pie y había excesivos riesgos de lesión para los futbolistas de los dos equipos.

Hubo empate a un gol, se adelantó Riki al transformar un penalti, un resultado que a Paco Jémez, actual entrenador cordobesista, le agradaría antes de que empezara la competición, pero que ahora le sabe a poco a priori, debido al inicio de temporada de su equipo y al comportamiento de los blanquiazules en este inicio de temporada, sobre todo en los encuentros que disputa como visitante, ya que sólo ganó en el Mini Estadi, donde el Barcelona B no ha sido capaz de ganar ninguno de sus partidos, y perdió en sus otros dos desplazamientos, a Alcorcón y Alcoyano.

En esta oportunidad espera un Nuevo Arcángel cargado de ilusión, por la marcha de su equipo, y con un terreno de juego en perfectas condiciones, con unas dimensiones, similares a los de los demás rivales, que no podrán servir de disculpa a los futbolistas deportivistas, ya que además de la superficie del terreno de juego hay que contar con el amplio espacio que hay entre el campo y la grada, muy similar a lo que es Riazor, y lejos de lo que son Santo Domingo y El Collao, donde la afición está muy encima del terreno de juego.