Por nombre y apellidos debería haberle tocado mucho antes. Sin embargo, su condición retrasó hasta el final de la ceremonia lo que en circunstancias normales debería haber sucedido con bastante anterioridad. "Lo vives de una forma distinta", reconoció Lendoiro al término del acto, con la insignia del Ural prendida en la solapa de la chaqueta. A partir de ahora tendrá que alternar el emblema del club que lleva en sus "entrañas" y del que fue presidente con el de la institución de la que ha sido la cabeza visible durante las últimas dos décadas.

A Lendoiro, sin embargo, el homenaje que recibió ayer no le correspondió como mandatario de la entidad blanquiazul, eso se encargaron de dejarlo bien claro desde el club. Como a las otras 140 personas presentes ayer por la noche en un salón del Playa Club, el reconocimiento le llegó por su fidelidad al Deportivo y por haber permanecido ininterrumpidamente como socio durante los últimos 25 años. "Nos ha correspondido también a alguno de los que hemos formado parte durante los últimos 23 años de la junta directiva", apuntó dirigiéndose al resto de los socios presentes en el acto cuando le llegó el momento de clausurar la ceremonia, en un guiño también hacia Francisco Dopico, actual directivo y quien también recibió ayer su reconocimiento como socio de plata.

El cargo sí le permitió pronunciar unas palabras al finalizar la entrega de las insignias. Si el emblema del club lo recibió en calidad de socio, durante su discurso se mezclaron ambas facetas: socio y presidente. En ese momento, recordó aquella temporada en la que decidió sumarse a la entidad que ha dirigido desde apenas unos años después de que recogiera el guante lanzado por el entonces presidente deportivista, Andrés García Yáñez. Lendoiro recordó como ambos acordaron durante la disputa del trofeo Teresa Herrera de aquel año hacerse cada uno socios de la entidad que presidía el contrario. El actual mandatario era por entonces presidente del Liceo y el resto de la historia es de sobra conocida.

Por aquel entonces, el Deportivo luchaba por ascender a Primera después de más de una década en Segunda y contaba con alrededor de 7.700 socios. "Esa era la realidad que nos tocaba vivir", señaló. Esa realidad, de un modo u otro, parece haber regresado y con ella también la "enorme alegría" que supondría el ascenso.

Más allá de la ceremonia, Lendoiro no se pronunció sobre el contencioso con el Vecindario, ahora que su ausencia podría derivar en sanciones económicas.