O derbi non se xoga... gáñase. Con este lema escrito a mano en un tifo se encontraron ayer los jugadores del Deportivo en las instalaciones de Abegondo. El mensaje, firmado por los Riazor Blues, es una manifestación más de la importancia que los seguidores blanquiazules dan a un partido que, si bien solo son tres puntos, siempre supone moralmente un plus para el equipo que gana y una pesada losa para el que pierde.

Otra muestra del compromiso de la parroquia deportivista con su equipo podría ser que Riazor registrará, salvo sorpresa, su primer lleno. El estadio coruñés ya ha estado a punto de colgar el cartel de "No hay localidades" en varias ocasiones en esta temporada, y pese a que los horarios en muchas ocasiones no ayudaron -con encuentros fijados un sábado a las 16.00 horas- los hinchas coruñeses han acudido siempre a la cita con su equipo.

Pero esta entrega no viene de ahora. Además del apoyo al equipo durante toda la pasada campaña e incluso cuando se consumó el descenso, el primer día de pretemporada del conjunto blanquiazul 1.500 seguidores se congregaron en Abegondo para animar al equipo en su vuelta al trabajo. En multitud de ocasiones tanto José Luis Oltra como los jugadores manifestaron que la afición estaba "un paso por delante" del resto del equipo. Tanto la plantilla como el cuerpo técnico son conscientes que el encuentro de pasado mañana no es uno más, y a medida que avanza la semana los entrenamientos van ganando en intensidad y duración, con vistas a preparar de forma minuciosa un duelo que se prevé muy competido y con alto nivel de exigencia, no sólo física sino también mental.

Con todos sus efectivos disponibles (incluido Manuel Pablo, que aunque sin el acta médica, se volvió a ejercitar ayer sin problemas junto al resto de sus compañeros), Oltra preparó primero un rondo de pase dividiendo a los jugadores por grupos, mientras los guardametas Marc, Eduardo, Germán y Aranzubia se ejercitaban con Sambade. A continuación, se dispusieron en tres equipos. El primero de ellos compuesto por Aythami, Rochela, Seoane, Laure, Juan Domínguez, Álex, Saúl y Bodipo, el segundo formado por Manuel Pablo, Colotto, Ayoze, Jesús Vázquez, Juan Carlos, Salomão, Lassad y Xisco ,y un tercero integrado por el segundo entrenador, Chema Sanz, Morel, Zé, Borja, Bruno Gama, Pablo, Valerón y Riki. Lux, Aranzubia y Eduardo ejercieron como guardametas, mientras Marc Martínez actuó como jugador de campo en algunos de los encuentros disputados.

El preparador volvió a recurrir a los partidos a medio campo de apenas cuatro minutos de duración y uno de recuperación, en los que insistió de nuevo en la intensidad y presión en la salida de balón. El entrenador no dejó de dar instrucciones durante el partidillo a sus jugadores y aprovechó los descansos entre los mismos para incidir en aspectos como el tempo del juego. "Es lo que quiero ahora (ritmo) y lo que quiero para el partido del domingo", remarcó Oltra.

Los jugadores se mostraron especialmente motivados durante el entrenamiento. Uno de ellos, Xisco, se lamentaba airadamente cada vez que no conseguía llegar a controlar el balón o realizaba un mal tiro. Además, todos ellos se corregían cuando erraban y no dejaban de animarse, aunque exigiendo siempre el máximo los unos de los otros. Durante uno de los partidos, Riki recibió el esférico y falló un mano a mano ante Aranzubia al enviar el balón al palo. El guardameta aprovechó el descanso entre encuentros para comentarle unas indicaciones al delantero de Aranjuez sobre esa jugada e indicarle donde había fallado. No erró de cara a puerta Laure, que anotó dos dianas, ni Saúl, que marcó un tanto de bella factura con la zurda o Lassad, que anotó gracias a un potente disparo. No obstante, la mejor jugada del entrenamiento la protagonizó Pablo Álvarez, que marcó un gol olímpico.

Restan dos sesiones para el duelo con el Celta y el Deportivo sabe lo que se juega pasado mañana. La afición, por si quedaba alguna duda, se lo volvió a recordar ayer. El triunfo ante los celestes es algo innegociable.