Modesto Vázquez. Su nombre delata su origen gallego. El tiempo le convirtió en Tito Vázquez, con el que se ha labrado una trayectoria en el mundo del tenis, pero la sangre gallega se mantiene en sus venas.

España busca este fin de semana en Sevilla la Ensaladera ante un equipo dirigido por un ourensano, uno de tantos que emigraron a Argentina cuando no tenían edad para entender lo que sucedía a su alrededor ni las carencias que sufrían entonces.

El caso de Tito Vázquez no es diferente al de cualquier otro hijo de la emigración. Nacido en enero de 1949 en A Armada, una parroquia de Celanova, su familia sufrió la escasez de aquel tiempo. Entonces Celso, su padre, tomó la decisión de buscarse la vida en Argentina y se embarcó en busca de una vida mejor. El pequeño Tito apenas tenía dos años en ese momento. Un año después María, su madre, siguió a su marido en la aventura argentina. El niño cumplió tres años en el barco que le llevaba al que sería su nuevo país.

Las cosas en Argentina fueron bastante bien y Tito Vázquez no tardó en entrar en contacto con el tenis gracias a que su padre desempeñaba diferentes funciones en el Club de Tenis Argentino en Palermo. Este deporte acabó por convertirse en su medio de vida y de alguna manera reconoce que los viajes y las diferentes actividades le permitían poco tiempo para los recuerdos. Desde muy joven salió de casa porque tras brillar en Argentina continuó su formación en la Universidad de California donde consiguió tres títulos de la NCAA y compartió equipo con Jimmy Connors.

Fue en 1970, con solo 21 años, cuando Tito decidió que había llegado el momento justo de conocer su origen, que necesitaba descubrir el lugar en el que estaban sus raíces. Volviendo de un torneo en Atenas hizo escala en España y se acercó a la localidad de Celanova. El impacto que sintió fue enorme. Recientemente recordaba que "venía de estar viviendo en California y cuando llegué se me puso la piel de gallina. Parecía un lugar perdido en el tiempo, muy sencillo, con gente muy trabajadora como lo eran mis padres".

En ese momento comenzó una relación intensa con la pequeña parroquia de A Armada. No por el número de visitas realizadas -la distancia y su trabajo como técnico lo impedían-, pero sí por las sensaciones que generaba. Sus padres están enterrados allí y de vez en cuando confiesa que regresa a ver a la familia lejana que queda allí y a poner unas flores en sus tumbas: "Hablar con la gente del pueblo, con la sencillez y cultura que tienen, me agrada y me ayuda a seguir creciendo", asegura el capitán del equipo argentino

Segunda etapa

Vázquez se encuentra con el reto de su vida en España, en el país donde nació hace ya más de sesenta años. Está en la segunda etapa que dirige a la selección argentina de Copa Davis (disputó tres veces esta competición como jugador). La primera fue en 1986 cuando el país trataba de levantarse de la retirada de gente como Guillermo Vilas o José Luis Clerc. Logró el ascenso al grupo mundial.

Hace dos años, después de la derrota de la final en Mar del Plata ante España, la Federación Argentina volvió a confiarle la dirección del equipo y no ha tardado en colocarlo en otra final pese a que ha tenido que lidiar con inconvenientes como las lesiones de Del Potro, muy lejos de su mejor estado. En Argentina están convencidos de que independientemente del resultado que consiga el combinado sudamericano en Sevilla se despedirá de un cargo que quema mucho y en el que nadie parece acostumbrarse a permanecer.

La teoría dice que en ese momento volverá a entrenar y cuando el tiempo y las obligaciones lo permitan se acercará a ese pueblito ourensano que vio sus primeros pasos y llevará unas flores a quienes muertos de miedo tomaron la decisión de cruzar el Atlántico para ver si allí encontraban una vida algo mejor. Tito Vázquez fue de los que la encontró.