El conflicto laboral de 161 días en la NBA ha llegado a su final después de que anoche los dueños de los equipos y los jugadores aprobasen un nuevo convenio colectivo que solamente ha defendido y alabado el comisionado David Stern.

Mientras los dueños de los equipos pequeños consideran que el nuevo modelo económico que se ha establecido les sigue perjudicando, el sindicato de jugadores admitió a través del director ejecutivo Billy Hunter, que era el "menos malo" que podrían aceptar.

"Hemos perdido muchos millones de dólares, pero hemos logrado retener algunos de los grandes logros que conseguimos en el anterior en cuanto al sistema del tope salarial, duración de contrato y estar garantizados", comentó Hunter en una carta a los jugadores.

La realidad es que, el convenio por 10 años, revisable a los seis, no ha dejado contento a nadie, y se han perdido casi dos meses de competición de la temporada del 2011-12 que no comenzará hasta el próximo día de Navidad, para tener un calendario comprimido y demasiado exigente a nivel físico para los jugadores.

Sin embargo, Stern sigue alabando el nuevo convenio, aunque ya de principio admite, que los efectos positivos no se podrán ver hasta al menos dos temporadas.

Lo que si ha podido comprobar ya Stern antes que se aprobase el nuevo convenio es que ha fallado por completo en su filosofía de dar a los 30 equipos la misma igualdad para competir después que los Lakers de Los Ángeles consiguieron el traspaso del base Chris Paul, de los Hornets de Nueva Orleans.

El acuerdo generó una rebelión completa de los equipos contra Stern que fue obligado a que lo anulase si quería que se diese la votación positiva para el nuevo convenio colectivo.

El comisionado actuó de manera fulminante y anuló el traspaso para luego decir que no se había planteado tan asunto en la reunión de gobernadores de la NBA.

Stern no quiso hablar del asunto del traspaso de Paul y se limitó a decir que lo importante era haber conseguido el acuerdo tras 161 días de una "travesía tortuosa", pero que en el futuro iba a merecer la pena.

Tras la ratificación por parte de dueños y jugadores del nuevo convenio, hoy, como estaba previsto, se abrirán de manera oficial los campos de entrenamiento y el mercado de los agentes libres.

Aunque los equipos no han logrado todo lo que querían conseguir, si corrigieron los graves errores que cometieron en el anterior en cuento al reparto de ingresos por baloncesto para quitarles a los jugadores siete puntos (57 por ciento) y dejarlo en el 50-50 para cada uno.

No se modifica el tope salarial

El acuerdo permitirá a los dueños ahorros de más de 250 millones de dólares al año, pero apenas modificaron el tope salarial, no pudieron reducir la duración de los contratos ni tampoco el que fuesen garantizados.

"Es un nuevo comienzo en cierto modo", destacó Stern. "Esto va a requerir un par de años para salir adelante, pero estamos muy emocionados por las perspectivas".

No especialmente en cuanto al delicado asunto del dopaje donde todavía no se llegó a ningún acuerdo sobre el asunto de la utilización de la hormona de crecimiento humano, algo que ya han comenzado a controlar en la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) y del béisbol de las Grandes Ligas.

De nuevo, la sombra del dopaje seguirá pesando sobre la NBA y más cuando en la reducida temporada, los equipos tendrán que jugar hasta tres noches seguidas y otras nueve en 12 días.

Los equipos jugarán 66 partidos en apenas cuatro meses, dado que la temporada regular concluirá el próximo 26 de abril, algo que asegura un pobre espectáculo deportivo como sucedió en la reducida temporada de 1999 con sólo 50 partidos.

Tampoco está claro si los dueños van a conseguir ese equilibrio económico que buscaban y mucho menos que sean competitivos los equipos más pequeños, aunque Stern reiteró que había que darle tiempo al convenio para conocer sus beneficios.

De momento, lo que si se ha visto es que los equipos como los Lakers, los Celtics de Boston, Heat de Miami y Mavericks de Dallas --todos ellos campeones de liga-- siguen con todo el poder económico y deportivo intacto para ser los rivales a batir cuando el día de Navidad comiencen las acciones.

Mientras los jugadores son los grandes perdedores con relación al convenio anterior porque les han quitado un 12 por ciento de su salario y además se van a encontrar con nuevas cláusulas, las cuales permitirán que los equipos escapen más fácilmente de contratos complicados.

Aunque lo anterior no garantiza que los equipos pequeños vayan a ser más competitivos, si al final no tienen la capacidad económica ni el atractivo deportivo que interese a las grandes estrellas, que son las que definen los títulos de campeones.