De Alejandro Avecilla (A Coruña, 1965) dicen que es el mejor jugador de hockey sobre patines de A Coruña. Criado en Dominicos y con pasado liceísta, el menor de los hermanos Avecilla emigró a Reus y allí se quedó. Ahora, ya alejado de la disciplina a la que dedicó 30 años de su vida, se mantiene en forma con el pádel y gestiona un restaurante que lleva su nombre y que está decorado con recuerdos deportivos. Los más preciados, dos medallas. Una de oro, la del Mundial 1989. Otra de plata, la olímpica de Barcelona 1992.

-¿Barcelona 1992 fue una experiencia única?

-Increíble. Para un deporte minoritario como el nuestro, el hecho de poder compartir todo lo que compartimos con los grandes deportistas del momento, para mí fue muy especial. En la Villa Olímpica solo estuvimos dos días, porque nuestras sedes estaban fuera -en Vic y en Reus-, pero me dio tiempo a comer con Steffi Graff, a estar con Guardiola, Arantxa Sánchez Vicario... Y el día de la inauguración, como nosotros éramos un poco alegres, cuando pusieron la bandera olímpica que cubría todo el estadio, nos escapamos y nos fuimos detrás de los jugadores de la NBA para sacarnos fotos con Michael Jordan y Magic Johnson. Aunque estaban rodeados de guardaespaldas.

-¿No son tan buenos los recuerdos deportivos?

-Fue una pena porque las primeras fases las llevamos muy bien y nos plantamos en la final cómodos. La final la teníamos perdida y con el 5-2, quedaban siete minutos, levantamos el partido, empatamos a cinco y llegamos a la prórroga. El pabellón estaba que se caía y al final se nos escapó. Fue un día medio triste, pero valoras mucho más con el tiempo el hecho de haber ganado una medalla de plata olímpica.

-¿Dónde guarda la medalla?

-Está en el restaurante, que está todo decorado con cosas de hockey, con las camisetas, sticks... y juntas tengo la medalla del Mundial y la olímpica, bien clavaditas a la pared para que no me las roben.

-¿Cuál prefiere?

-Fueron historias diferentes y son vivencias distintas. Vivir unos Juegos es algo tremendamente especial. Pero ser campeón del mundo, en mi debut con la selección, y jugando... fue un momento muy especial y tengo muy buenos recuerdos. Era una selección de grandes nombres: Pujalte, Huelves, Rovira... la de ahora no está mal, pero no tienen competencia.

-España debería luchar más por un hockey olímpico, aseguraría una medalla en cada Juegos.

-Es un tema complicado. El deporte olímpico va por número de licencias, de federaciones... Además se juega en países pequeños dentro del poder mundial. Argentina, España y Portugal no tienen ningún peso. Si no se consiguió en su momento... La realidad es que el hockey se ha quedado como un deporte muy minoritario y muy concentrado en puntos muy determinados.

-En su época los niños querían ser jugadores de hockey.

-Se desaprovechó una oportunidad muy importante de extender el hockey a nivel mundial. El fútbol tira mucho y la televisión también. Mueve el dinero y ha empujado a otra serie de deportes.

-¿Sigue el hockey actual?

-Me gusta mucho el deporte y sigo todo, pero a distancia. Vi al Liceo ser campeón de Europa. Se lo merecía y el Barça se merecía perder. Son unos abusones. No puede haber un club con una potencia económica como la que tiene el Barça quitándole jugadores al resto de clubes de España. No hay competición, la deshacen ellos.

-¿Dominicos o Liceo?

-Dominicos. Nací, me crié allí y jugué casi siempre allí. Es mi casa y allí está mi cariño. Todos queríamos jugar en el Liceo, porque allí se puede aspirar a las mayores metas deportivas, pero el Dominicos es mi familia. Es una pena que no se mantenga en la máxima categoría.

-A lo mejor lo llaman, como el Compañía a Martinell.

-¡No estoy para jugar! Martinell tiene diez años menos que yo. Aún queda alguno de mi generación porque el Negro Páez estaba jugando y en Italia aún hay dos o tres, pero yo ya no estoy para estas cosas.

-Los jugadores de fuera que llegan a A Coruña se quedan y usted, coruñés, se quedó en Reus.

-Tengo la familia y el trabajo en Reus, pero echo mucho de menos A Coruña, que es la ciudad más bonita de España con diferencia.