Primera. Decía Séneca que cuando los placeres han corrompido el alma y el cuerpo de un hombre, todo parece intolerable, pero no porque las cosas sean duras, sino porque es incapaz de sufrirlas. Ronaldo dijo una vez que muchos le tienen envidia porque es guapo, rico y buen futbolista. Los placeres de la vida han corrompido el alma de Ronaldo convirtiéndolo en un tipo envidioso, arrogante, egoísta y antipático; pero esos placeres también han corrompido su cuerpo: los abdominales de Ronaldo, pulidos a golpe de miles de antinaturales flexiones, y esos muslos absurdamente esculpidos en el

gimnasio son la prueba de que el excesivo culto al cuerpo lo corrompe. La tristeza de Ronaldo es resultado de la corrupción en cuerpo y alma de un deportista incapaz de soportar que a Iniesta le den un premio, que Casillas sea querido y respetado, que Messi gane muchos balones de oro o que su peinado se desfigure después de rematar de cabeza.

Segunda. Pierre Choderlos de Laclos, el autor de Las amistades peligrosas, fue también un militar experto en balística. Pierre-Augustin de Beaumarchais, autor de El barbero de Sevilla y Las bodas de Fígaro, fue primero un relojero que inventó un reloj con un nuevo tipo de escape. Como en el siglo XVIII, la fascinación por la razón, las ciencias y las técnicas no es incompatible con la exaltación del sentimiento. Como Choderlos de Laclos, Ronaldo es un experto en balística futbolística y una víctima de la apariencia y de la hipocresía que rodea el mundo del fútbol. Como Beaumarchais, Ronaldo es un fino relojero inventor de un nuevo tipo de escape que permite ganar un partido atascado y, a la vez, un artista capaz de inspirar óperas de Mozart o de Rossini en la prensa deportiva y las tertulias de Futboleros en Marca TV. Si queremos al Ronaldo experto en balística y en relojería, hay que aceptar al Ronaldo triste y operístico.

Tercera. Según una anécdota atribuida al filósofo Husserl, en una ocasión sus alumnos de doctorado se encontraron, en la puerta del seminario donde impartía un curso, esta nota: "El doctor Husserl se ve obligado a suspender la sesión de hoy porque no tiene las ideas claras". A diferencia de Husserl, Ronaldo se detiene delante de los periodistas para decir algo sin decir nada. El futbolista portugués debería haber imitado al filósofo alemán y poner el pasado domingo un cartel en la puerta del vestuario madridista que informara a los periodistas de que el futbolista se ve obligado a suspender la comparecencia porque no tiene las ideas claras. Si uno dice que está triste, debe decir por qué está triste. Ronaldo no es un rebelde sin causa, sino un multimillonario que tiene la obligación de tratar a periodistas y aficionados con la misma honestidad con la que Husserl trataba a sus alumnos de doctorado. Cuando Ronaldo se aclare, que hable. Mientras tanto, que juegue al fútbol y que celebre los goles como hay que celebrarlos.

Cuatro. El poeta Cavafis, inspirándose en la Vida de Apolonio de Tiana de Filóstrato, distinguía entre los que saben lo que ha ocurrido, los que saben lo que va a ocurrir y los que son capaces de percibir lo que se aproxima. Los hombres comunes pertenecemos a la primera categoría, los dioses a la segunda y los sabios a la tercera. Saber que el Madrid ganó 3-0 al Granada está al alcance de cualquier futbolero (e incluso de cualquier no futbolero). Solo los dioses del fútbol (y ni siquiera Cruyff lo es) saben quién va a ganar la Liga y, lo que es todavía más difícil, quién va a quedar en tercer lugar. Pero hay que ser un sabio para percibir lo que se aproxima y para entender el sentido de lo que se aproxima. Ronaldo no es un futbolero común como usted o como yo, ni un dios como los que dirigen las casas de apuestas. Ronaldo es un sabio capaz de escuchar el sonido oculto de los hechos. La tristeza de Ronaldo es una tristeza provocada por lo que está a punto de llegar. Ronaldo lo sabe, pero no puede explicarlo porque nadie entendería de qué está hablando. ¿Por qué un futbolista rico y guapo está triste? Por el fútbol y, más concretamente, por el fútbol español. Creo que el sabio Ronaldo quiere irse a Inglaterra.

Ronaldo es un alma corrompida por los placeres, un relojero con sentimientos, un filósofo deshonesto o un sabio que quiere jugar en la Premier League. Vaya lío. Y, encima, este fin de semana no hay Liga. Mierda.