El campeonato más competido, igualado e imprevisible de los últimos años entra en su tercio final -seis últimas carreras del total de veinte- con Fernando Alonso al frente de la clasificación general con una notable ventaja de 29 puntos sobre el alemán Sebastian Vettel, vencedor de la última cita en Singapur. La misma ventaja en puntos prácticamente de la que disponía Alonso sobre el segundo cuando se llegaba al ecuador de la competición. El asturiano ganaba entonces el GP de Alemania y se situaba con 154 puntos por los 120 del australiano Mark Webber. Pero si hasta Alemania el Mundial había ofrecido resultados hasta entonces nunca vistos en la historia de la Fórmula 1 (siete vencedores distintos en las siete primeras carreras), en las cuatro últimas es evidente que el F2012 de Alonso ha cedido de nuevo terreno ante los McLaren y los Red Bull, que se han repartido las victorias. ¿Cómo se explica entonces que Alonso mantenga prácticamente la diferencia al frente de la tabla?

La explicación no es otra que la fiabilidad mecánica del Ferrari y la fiabilidad de Fernando Alonso como piloto. El F2012 no ha sido en ningún momento del campeonato el coche más rápido de la parrilla, pero sí el más seguro. El último abandono de Alonso por un problema mecánico se produjo en el GP de Malasia de 2010, mientras que este año la única carrera que no lograba concluir fue el GP de Bélgica al verse arrollado por el francés Grosjean en la salida.

Fiable el Ferrari y fiable Alonso, que ha puntuado en trece de las catorce carreras disputadas, habiendo finalizo en ocho de ellas en el podio y en tres ocasiones en lo más alto.

Alonso ha unido a esa regularidad el beneficio de la irregularidad ajena, con Webber, Hamilton y Vettel sucediéndose en la segunda plaza de la clasificación alternando grandes actuaciones con carreras fuera de los puntos. El ejemplo más claro es el de Lewis Hamilton, que por fallos en el garaje en el cambio de neumáticos (Valencia), por errores ajenos (víctima también de Grosjean en Bélgica), por problemas de mecánica (Singapur) o por simple mala suerte (pinchazo en Alemania) no lograba finalizar cuatro carreras cuando el McLaren es el coche más veloz de la parrilla.

Button ha sido incluso más irregular que Hamilton (cinco ceros en su casillero), mientras el problema de Kimi Raikkonen (Lotus) es todo lo contrario. Sólo ha quedado una carrera fuera de los puntos (China) pero le ha faltado agresividad y constancia como para ganar una sola carrera, sumandos tres segundos y tres terceros. Y sin triunfos no se conquista un Mundial.

Si Hamilton, Vettel, Webber y Button han sido hasta ahora rivales y al tiempo aliados de Fernando Alonso repartiéndose victorias y quitándose puntos, el asturiano necesita dar un paso al frente en este tramo final para aguantar el empuje de un Vettel con un Red Bull superior y sin descartar a un Hamilton con un McLaren que vuela. La clave, una vez más, estará en Maranello. Los circuitos venideros premian el punto fuerte de Red Bull, la aerodinámica, y Ferrari necesita un esfuerzo extra.