Por raro que parezca, los genes de Alberto Bodelón, por los que corría información de fútbol y hockey sobre patines, prefirieron decidirse por los de las cuatro ruedas. Hijo del exjugador del Deportivo del que además de las formas para patear el balón heredó el nombre, y sobrino de uno de los grandes de la historia del Liceo, Facundo Salinas, el pequeño siguió más a su tío que a su padre. "También se me daba bien el fútbol, pero llegó una edad en la que tuve que escoger y tiré más hacia mi tío". Pese a la decisión parricida, no hubo disgustos. El tiempo le ha dado la razón. El niño ya se ha hecho mayor de edad y rubricó su madurez con su primer gol en la OK Liga, aunque un día después le tocó vivir el otro lado de la moneda al fracturarse el cuarto metacarpiano de la mano izquierda.

"En ocho días ya me quitan el cabestrillo y los puntos y en doce, cuento con estar entrenando ya, no al mismo ritmo que los compañeros, pero hay que intentarlo. La verdad es que la recuperación va más rápido de lo que pensaba", explica. Le ayuda a sobrellevarlo pensar en el gol que anotó ante el Alcoy. "Me gustó mucho. En casa, con el público de A Coruña, con mi familia viéndome...", recuerda. "Además, me dio el pase César (Carballeira), que es mi compañero y mi amigo y me alegro también porque haya debutado él", añade. "No estaba muy nervioso. Salí a disfrutar y tuve la suerte de que metí un gol", concluye y da un recadito para los próximo rivales: "Luis (el portero santiagués del Alcoy) había hecho unas declaraciones sobre que habíamos perdido potencial y se tuvo que ir un poco callado para casa".

Al día siguiente se lesionó en el partido de categoría júnior que enfrentaba al Liceo y al vigente campeón, el Cerceda, y que se decidió con un solitario gol de César. "Choqué contra David (Torres), se me cayó encima, doblé la mano y cuando me volví a levantar ya vi que me había pasado algo y jugué toda la segunda parte así. Al terminar me fui directamente al hospital", relata. Para Bodelón y el resto de canteranos es importante destacar con los júniors porque si lo hacen saben que tienen la puerta abierta del primer equipo. "Cada día que pasa Carlos (Gil) nos ayuda más y nos da más confianza. Es un entrenador que te corrige, que te ayuda y con el paso del tiempo, si le demuestras que puedes estar en la pista, te va a dar minutos", dice. "Con la gente que entrenamos también aprendemos cada día. Jugar a su lado es increíble".

El Liceo ilusiona

"Tengo más ganas que nunca", comenta ansioso por recuperarse de la lesión y volver. Solo han pasado dos jornadas de liga, pero el Liceo ya ilusiona. El golaverage convierte al conjunto coruñés en líder tras dos victorias: primero ante el Sant Feliu (2-3) y después la goleada en casa contra el Alcoy (13-2). El equipo verdiblanco no tiene una plantilla plagada de estrellas como antaño, pero mantiene un bloque sólido liderado por Jordi Bargalló, considerado actualmente el mejor jugador del mundo. Y como apoyo, la aportación de la cantera. En verano se marcharon hasta tres piezas -Ricardo Barreiros, Sergi Miras y el portero suplente Tiago Sousa- y solo llegaron dos refuerzos -el guardameta júnior Aitor Prada y el delantero argentino Lucas Ordóñez-. Es imprescindible, por tanto, la implicación de los jugadores más jóvenes. Algo bueno tenía que tener la crisis. Frente al Alcoy, el último gol fue un ejemplo de lo que puede ser el Liceo del futuro. César Carballeira, que debutó en la liga, cortó la bola y se la pasó a Alberto Bodelón para que este se estrenase también como goleador en la máxima categoría. Y quizás en esto radique lo más ilusionante del nuevo proyecto verdiblanco, que el viernes, día festivo y por la mañana, consiguió por primera vez en muchos años (sin contar las visitas del Barcelona), acercarse a la media entrada del Palacio.

Fue un partido muy importante por muchas cosas: trece goles para espantar las dudas, estreno triunfal de Lucas Ordóñez como cañonero verdiblanco, la aparición de la mejor versión de Matías Pascual, la madurez de Toni Pérez, los minutos de Pablo Añón, César y Bodelón... incluso los veteranos Jordi Bargalló y Josep Lamas pudieron "tomarse el día libre" -entre comillas porque ambos marcaron dos goles- cuando el año pasado el equipo dependía mucho de ellos. Hasta estuvo desaparecido Xavi Malián, que parece igual de sólido que cuando finalizó el último curso, aunque contra el Alcoy no hicieron falta sus paradas salvadoras. La lesión de Eduard Lamas es la única nota negativa del comienzo de la temporada. Pasado mañana, en Lloret (19.30 horas), habrá una nueva prueba para medir el estado de forma del pelotón verdiblanco.