Ya se puede acabar el mundo. El viernes, si como dicen los mayas ya no hay más, el Liceo se despedirá como mejor equipo de España -es el líder de la OK Liga-, del mundo -le ganó la Intercontinental al Huracán- y como supercampeón de Europa. La magia del Palacio tuvo su efecto. Contra el Bassano se necesitaba una gesta, y de las grandes, y aunque hubo que sufrir hasta el final, con los lanzamientos de penaltis, los campeones de hockey, esos que visten de verde y blanco, pudieron levantar otro título más. Lo hicieron después de un partido de infarto, en el que no solo tuvieron que darle la vuelta al 5-1 de la ida, sino superar el juego ultradefensivo de los italianos y sus múltiples intentos de desquiciarles a base de protestas, caídas y enganchadas. Otros hubiesen tirado la toalla. No este equipo, que en 35 minutos había dado la vuelta al marcador (5-0) y tuvo la fe necesaria para reponerse a los mazazos de goles de los italianos. La Copa se quedó en A Coruña en otra noche para la historia verdiblanca.

El guión ya estaba escrito. Nada que no se esperara. Los italianos, apoyados en sus cuatro goles de ventaja, no iban a proponer nada. Se limitaron a dejar que el Liceo llevara la iniciativa y a intentar salir cuando tuvieran una ocasión clara de contragolpe. No lo hicieron mucho porque se situaron los cuatro jugadores alrededor de su propia portería. Cada vez que los verdiblancos intentaban meterse en el área se encontraban con una maraña de piernas y sticks. Pasaban los minutos y no había manera de que llegara el gol. Ni a bola parada, con un penalti fallado por Jordi Bargalló y una falta directa por Lucas Ordóñez.

Los italianos, que vieron cómo el Liceo jugaba al frontón con ellos, decidieron tirar de repertorio y utilizar otras armas. Para parar el vendaval llevaron el partido a un terreno fanganoso con faltas, empujones, caídas exageradas y protestas. En una de ellas el árbitro incluso picó con una azul compartida entre De Oro y Toni Pérez. A la larga, no hizo más que perjudicarles porque el público se metió y los verdiblancos, espoleados, empezaron la escalada. Matías Pascual fue el primero. Lo más difícil estaba hecho aunque la emoción duró hasta el último suspiro de la primera parte. Toni Pérez, a falta de tres segundos, por fin pilló una bola en el segundo palo para hacer el 2-0.

En las protestas, De Oro vio una nueva azul, lo que propició que su equipo jugara en inferioridad los primeros minutos del segundo tiempo. Lo aprovechó el Liceo con el tercero, de Jordi Bargalló. Ya solo quedaba uno para la igualada, otro más para que se consumara la épica remontada: Josep Lamas con una falta directa y Jordi Bargalló, con un tanto de esos para enmarcar, firmaron el 5-0. La fiesta la estropeó James Taylor, aunque el Liceo todavía seguía en el mejor de los escenarios de todos los imaginados. De Oro dispuso de una falta directa pero Malián volvió a estar formidable. Fue Nicolas el que amargó el sueño. El Liceo arrinconó al Bassano y tuvo premio. De nuevo se ponía a la par con un gol de Lucas Ordóñez. La azul a Josep Lamas, hizo temblar los cimientos. Malián paró la falta directa y el Liceo aguantó la inferioridad en la que incluso pudo sentenciar con una falta directa de Jordi Bargalló que se fue al larguero.

Los 50 minutos terminaron y se pasó a la prórroga, con el fantasma del gol de oro como amenaza. El mínimo error condenaría a cualquiera. El miedo era evidente. Nadie quería asumir demasiados riesgos y aún así hubo hubo oportunidades para cada equipo. Sin gol, fueron los penaltis los que decidieron. Y con polémica. El primero del Bassano, de Zen, entró pero los árbitros no le dieron validez por mucho que protestaran los italianos, esta vez con razón -les pasó como a Pedro con el lobo-. También falló Lucas y Taylor. El primero que se cantó fue el de Matías, respondido por De Oro. Toni también erró, pero Malián seguía siendo todo un seguro bajo palo y detuvo a Ambrosio antes de que Eduard Lamas, con toda su sangre fría marcaba el penalti decisivo para que en el último, Montiguel tirara contra Malián y se desatara la locura.