Los años 80. Las hombreras. Los Rolling Stones. Y Dominicos. Los clásicos siempre vuelven. Los viejos rockeros de la Ciudad Vieja certificaron ayer su ascenso a Primera División tras imponerse al Jolaseta por 6-2. Diecisiete años después, los Tony Fernández, Pablo y Luis Togores, Pablo y Fernando Arias, Jacobo y Sergio Silva, Peli, Josama y Correa -también empezó la temporada Jaime Piñeyro, pero lo tuvo que dejar por motivos de trabajo-, dirigidos por Manuel Togores, toman el relevo de grandes nombres como los Avecilla, Juan Copa y compañía. Y es que el patio del colegio de Dominicos huele a historia del hockey sobre patines. Su rivalidad con el Liceo, sus noches de gloria, diez años luchando con los mejores, su espíritu competitivo y un título de la Copa del Rey contribuyeron a hacer más grande el deporte del stick en la ciudad. Fue, sin duda, la edad de oro coruñesa, aunque el presente no tiene nada que envidiarle. El Liceo puede volver a ser campeón de liga, un título que se le resiste desde hace veinte años. Y la próxima temporada puede que no esté solo, con el Cerceda a punto de atar el ascenso. Ahora, hay que añadir a esta ecuación del éxito el regreso del Dominicos a la elite nacional.

El conjunto colegial estaba prácticamente desahuciado hace unos años. Incluso cercano a la desaparición. Solo el trabajo de un grupo de padres, exalumnos y directivos pudo reactivar la tradición. Liderados por Tomás de Llano, las cosas se han ido haciendo bien, paso a paso, piedra a piedra y empezando por la base, que es la principal materia prima con la que cuenta Dominicos. El club se fundó en 1957 y llegó el ascenso a División de Honor en 1980 con una plantilla prácticamente de cantera. Su gran momento fue la conquista de la Copa del Rey en la temporada 1989-90 tras imponerse en la final al Reus por 2-1. El diez para la posteridad fue el de Juan Yáñez, Pablo Trigo, Fernando Avecilla, Juan Copa, Benigno Rodríguez, Celso González, Alejandro Avecilla, Carlos Figueroa, Javier Losada y Germán Taibo, todos ellos comandados por Carlos Gil. El año siguiente disputó la Copa CERS, pero una pésima gestión los condenó a la desaparición de la categoría.

Tras diecisiete años de vagar por el desierto, con tres intentos fallidos de ascenso, el Dominicos vuelve a la elite, aunque ahora tendrá otra dura tarea, la de los despachos. En una coyuntura económica nada favorable, necesita encontrar los apoyos que le garanticen formar una plantilla competitiva y además afrontar los costes de la liga, en la que la mayoría de desplazamientos son a Cataluña. Una apuesta por los de los Ciudad Vieja significará también confiar en el futuro. El trabajo con la cantera es el pilar fundamental. Los títulos en categorías inferiores son innumerables. En la temporada 2001-02 logró tres subcampeonatos de España en las categorías alevín, infantil y juvenil. Y continúa sacando jugadores como si fuera un saco sin fondo. El año pasado, el conjunto alevín fue bronce en el Nacional y subcampeón de Europa. Este, disputará el Nacional tanto el alevín como el infantil.

Desde muy pequeños los niños aprenden a ser del Dominicos, un sentimiento que se lleva toda la vida. "Para quien lo ha vivido, es todo por lo que te mueves, por lo que estás en este deporte", explica Tomás de Llano. "Nos distinguimos de cualquier otro club porque juegas con tus compañeros de colegio, tus amigos. También por el espíritu que hay, cómo se aprende en el patio de los mayores. Y eso va en la formación. Por eso nos peleamos tanto por ese sentimiento. Y porque funcione con gente de casa", subraya. El coordinador está orgulloso de este ascenso porque en el equipo coinciden "tres generaciones diferentes del colegio" y porque es un trabajo de futuro. "Hace ocho años quisimos ascender para darle salida a los Jorge González, Neto, Mantiñán, Piñeyro... y no lo conseguimos. Esto servirá para los que vienen por detrás pisando fuerte".