La mejor jugadora española de voleibol es coruñesa. Helia González lo ha ganado todo este año con su equipo, el Haro Rioja. Suyos fueron los títulos colectivos: Supercopa, Liga y Copa de la Reina. Pero también los individuales que la coronaron como la MVP del año.

-¿Ha sido la mejor temporada de su carrera?

-A nivel de títulos creo que ha sido la mejor y la verdad es que ha sido muy satisfactoria. Me fui a Haro consciente de que era un equipo hecho para luchar por los títulos, pero luego hay que conseguirlos y eso cuesta mucho.

-Y como premio, el MVP tanto de Liga como de Copa.

-En los deportes colectivos es muy difícil marcar a un jugador como el mejor. El equipo llegó a un gran nivel tanto a la final de la Copa de la Reina como al de la Liga, con mucha confianza, y eso es lo que te hace a ti jugar mejor.

-¿Cuál de los dos títulos les costó más ganar?

-La Liga. La Copa es un partido y la Liga es al mejor de cinco. Es mucho más peleado, mucho más sufrido porque ganar no te da nada todavía. Solo es un pasito, tienes que dar dos más. La final de la Liga fue más difícil porque además fueron partidos muy largos, muy disputados y en los que no sabías qué equipo iba a ganar hasta que no llegaba el final.

-¿Con tanta igualdad, qué factor fue el decisivo?

-Yo creo que jugó mucho el cansancio, pero también fue una cuestión de confianza. Nosotras llegamos a los finales de sets más convencidas de que podíamos ganar, más tranquilas, más seguras. A ellas se las veía más indecisas. Supimos mantener mejor la calma.

-Su saque también fue decisivo, sobre todo en el tercer duelo.

-Íbamos perdiendo por 22-13 y me fui al saque consciente de que ese set estaba muy difícil. Así que dije, yo le doy al saque y a ver qué pasa. Hice dos puntos, el resto fueron de equipo. Empezamos a remontar y según nos íbamos acercando en el marcador, en Murillo empezaron a crearse inseguridades.

-¿Quién le enseñó a sacar así?

-Ya en A Coruña sacaba así. Mi entrenador del Liceo, después Jorge Barrero... siempre me dijeron que sacara en salto y desde entonces siempre lo he hecho así.

-Barrero dice que desde pequeña tuvo claro que quería triunfar en el voleibol.

-En el Liceo hacía todos los deportes que podía, pero el voleibol me gustó desde el principio y también era el que mejor se me daba. Cuando eres joven y algo se te da bien, no te importa pasar muchas horas. Y ya desde pequeña ves que te vas de concentración con la selección y te das cuenta de que puedes dedicarte a lo que realmente te gusta. No tuve ninguna duda.

-Y eso que dicen que con su 1.78 es pequeña para el voleibol.

-No soy una jugadora alta. Hay por ahí algunas... pero al final compensas una cosa con la otra. Las jugadoras altas tienen más poderío en la red y más facilidad para atacar y bloquear. Yo defendiendo y recibiendo doy más. Si no tienes la altura se puede suplir si en otras facetas eres más completa.

-¿Eso le da libertad en ataque, no la tienen tan en cuenta?

-Este año creo que sí que me han tenido más en cuenta. En Menorca contaba en mi equipo con atacantes mucho más potentes. Entonces los rivales intentaban pararlas a ellas y a mí me dejaban un poquito más de espacio. Este año sí que he tenido más responsabilidad, pero como la plantilla era muy compensada, teníamos ataque por todas partes, el rival tenía que estar pendiente de todas. Nosotras jugábamos un poco con eso, con marear al rival, no jugar siempre igual.

-¿Seguirá en Haro?

-De momento es pronto porque se acaba de terminar todo y como es un deporte minoritario, los equipos tienen que hacer presupuestos, buscar patrocinadores... no se empezarán a mover las cosas hasta más adelante. Yo de momento estoy muy tranquila. No quiero darle muchas vueltas a la cabeza. Es el momento de descansar, de tomarse un respiro y a partir del mes que viene ya empezar a pensar.

-¿Cuando ya se ha ganado todo, qué metas quedan por lograr?

-Cada título es diferente porque son momentos diferentes, equipos diferentes, y no tienen nada que ver uno con el otro. En Menorca ya pude ganar la Liga y hacerlo este año en Haro significa algo totalmente diferente. Siempre es gratificante ganar porque es una recompensa al trabajo de todo el año.

-¿Ya es un triunfo jugar cada partido después de la grave lesión que tuvo (rotura de ligamento cruzado, lateral y los dos meniscos)?

-Con una lesión así siempre ves las cosas de otra manera. Antes tenía enfados, me calentaba más fácilmente y era mucho más exigente conmigo misma. Ahora soy mucho más tranquila. No es que no me lo tome en serio, pero sí que tengo más paciencia cuando las cosas no me salen bien o no tengo un buen día o si el equipo no está bien porque soy consciente de que eso forma parte del juego. Tengo mucha más paciencia, no me flagelo tanto ni me exijo tanto.

-¿En once meses sin competir, se le pasó de todo por la cabeza, incluso no volver?

-El no vuelvo no pasó. A pesar de la gravedad en ningún momento pensé que no iba a volver a jugar. Me lo tomé con muchísima calma. No quise acelerar nada independientemente de que la temporada llegara. Ha ido todo muy bien. Ha sido lento, también cuando empecé a jugar porque había muchas cosas que no hacía, tenía mucho miedo. Pero la verdad es que esta temporada en Haro, incluso antes con la selección, ya empecé a sentirme otra vez como antes, se me olvidaba la rodilla. Antes estaba todo el rato pensando en no hacer esto o lo otro. Aunque bueno, el gesto que hice cuando me lesioné no lo hago nunca, lo de caer con una pierna después de saltar.