La Fórmula Uno ha entrado en una dictadura que puede alargarse mucho tiempo, que al final será lo que marque Mercedes con sus coches y lo que sean capaces de alargarla sus pilotos, especialmente el británico Lewis Hamilton, ganador del Gran Premio de España y nuevo líder del mundial. Revive la carrera en el circuito de Montmeló.

Se han disputado cinco carreras y Mercedes se ha anotado todos los triunfos de forma abrumadora y casi sin dar opción. Así, la tendencia es que si sus dos pilotos no tienen problemas mecánicos o accidentes será difícil sacarlos de lo alto del podio. Ello sólo ocurrió en la primera carrera, cuando Hamilton no concluyó la prueba.

Lejos de aquel incidente, que aprovechó Rosberg para ganar y vivir de la renta de los 25 puntos que obtuvo por la victoria, Mercedes ha firmado cuatro dobletes seguidos, con el inglés primero y el alemán segundo.

Barcelona debía ser el punto de inflexión, la carrera que alegra a muchas escuderías porque hablan de regresar a casa (Europa) y poder experimentar con las evoluciones y mejoras con las que creen que sus coche darán un salto de calidad. Nadie ha puesto en duda que todos han podido sacar mayor rendimiento de sus bólidos, lo que ha pasado en el GP de España es que Mercedes ha evolucionado, si cabe, aun más su coche.

Ante este panorama, todo sigue igual, o incluso peor, porque el monólogo no parece que tenga fin a corto o a medio plazo, hecho que presenta un escenario de cierto aburrimiento, a no ser que los dos Red Bull den ese salto de calidad que se espera para poder plantar cara a los coches alemanes, ya que por detrás parece que nadie espera mucho de Ferrari o McLaren.

De Ferrari, su mandamás, Luca Cordero di Montezemolo, ha vuelto a lanzar una nueva promesa a sus dos pilotos: en el GP de Canadá tendrán un coche como dios manda. Pero las palabras del italiano, repetidas ya demasiada veces en idénticos escenarios casi depresivos en los últimos años, ya no tiene la fuerza de antaño, especialmente porque en Barcelona uno de sus coches, el de Kimi Raikkonen, acabó doblado, y al de Fernando Alonso le fue de pelos.

Alonso ya avisó que no podía vender optimismo por el podio porque con lo que tenía entre sus manos no podía hacer magia. Y no engañó a nadie, aunque allí donde no llegó su Ferrari se impuso su entusiasmo. El asturiano, séptimo en la parrilla, no hizo una buena salida y quedó atrapado detrás de Raikkonen, mientras que un poco más por delante, Hamilton -'pole' ayer- aguantó la embestida de Rosberg y entró primero en la curva.

Se llegaba a la vuelta 15 y muchos equipos ya habían cambiado ruedas, aunque lo más destacable sucedía adelante, donde Hamilton sacaba dos segundos a Rosberg y casi veinte segundos al tercero, Bottas. Los dos Ferrari, a casi treinta segundos, iniciaban una partida diferente a la que se vivía por el triunfo. En la siguiente vuelta, Alonso y el finlandés entraron a cambiar gomas pero el asturiano volvió a quedar detrás de su compañero ya en la pista.

El ritmo de los dos de Mercedes eran tan endiablado que en la vuelta 22 Ericsson se convirtió en el primer doblado. Poco después Rosberg salía con nuevas gomas pero Hamilton, que las había cambiado en la 18, mantuvo la primera posición a pesar de encontrarse en la recta con su compañero.

Alonso adelantó a Grosjean en la vuelta 25 y el español, quinto, se enzarzó en una larga batalla para superar a Raikkonen, que no se resolvería hasta casi el final. En la vuelta 27, la diferencia entre Raikkonen y Vettel era de seis segundos, estando en medio Alonso, Grosjean y Massa.

Los adelantamientos eran muy complicados y parecía que los pilotos lo fiaban todo al cambio de neumáticos, donde sí que se vieron alteraciones en las posiciones, como cuando Alonso pasó a Bottas en el segundo cambio de gomas del finlandés.

Se entraba en el último tramo de la carrera y la mínima diferencia entre los dos Mercedes impedía que alguno de los dos se la jugase para realizar una tercera parada, porque el riesgo era máximo, incluso por un error en la sustitución de las gomas.

Alonso, cuarto por detrás de los dos Mercedes y Ricciardo, entró en la vuelta 53 para hacer el tercer cambio pero en la reincorporación Vettel, que había hecho lo propio en la 52, lo superó en la recta, cayendo el español a la séptima posición, y ante un panorama en el que el resto de los piloto de cabeza fue sólo a dos paradas, el español quizá entendió que la jugada no le había salido nada bien.

Hamilton y Rosberg continuaron con su lucha fraticida con mínimas ventajas -el alemán no supo aprovechar ni una sola de las ocasiones en que pudo conectar el DRS- mientras que atrás Vettel superaba a Bottas, y Alonso había lo propio con Raikkonen, todo ello a falta de tres vueltas.

El inglés no se dejó intimidar, a pesar de que Rosberg parecía más rápido, y Vettel, que había partido decimoquinto, recuperó once posiciones para acabar cuarto, aunque una vez más por detrás de su compañero Ricciardo.

Una carrera más, y ya van tres seguidas, los dos McLaren se quedaron sin puntuar, esta vez superados otra vez por los dos Force India, uno de ellos el del mexicano Sergio Pérez, quien volvió a sumar dos puntos más.

El venezolano Pastor Maldonado (Lotus), que salió en última posición al no haber marcado ni un solo tiempo ayer en la clasificación, al accidentarse, acabó decimoquinto, lastrado también por una penalización en carrera. Después de cinco pruebas, sigue sin puntuar, igual que el venezolano Esteban Gutiérrez, que acabó decimosexto.