El hockey sobre patines gallego cumple hoy uno de sus aniversarios más destacados, el de las bodas de plata de la Copa del Rey que conquistó el Dominicos en 1990. El conjunto blanquinegro se impuso al Reus, claro favorito en la final disputada en Alcobendas, dando la sorpresa ante un rival de gran entidad y en medio de un ambiente muy hostil. Cuando sonó la bocina final, el marcador reflejó un resultado de dos a uno tras los goles anotados por Fernando Avecilla y Beni Rodríguez.

El Reus tenía un equipo plagado de jugadores contrastados como Alabart, José Martinazzo, Llonch o Zabalía. Mientras, en las filas del cuadro blanquinegro estaba Carlos Gil como técnico y militaban, entre otros, el meta Yáñez, Carlos Figueroa, el actual entrenador del Cerceda Juan Copa o los hermanos Avecilla. Estos tres últimos mantienen una grata imagen de aquel duelo, tanto en lo deportivo como en el ambiente de las gradas, y también de las celebraciones posteriores.

Alejandro Avecilla. "Fue un momento especial. Éramos un grupo de amigos y de compañeros que habíamos subido desde pequeños y conseguimos jugar una final. Estar allí era un hecho impresionante, aunque alguno pudiese haber conseguido alguna otra cosa fuera del club. Cuando estábamos todos juntos allí, fue un partido único. La ilusión triunfó sobre todas las cosas", relata el menor de los hermanos.

Fernando Avecilla. "Es un recuerdo imborrable de una época muy bonita. Fue una experiencia fantástica con un equipo de gran nivel", rememora uno de los goleadores, y añade que llegaban de tapados porque "el Reus tenía un equipo muy completo, había fichado a gente que había estado en el Liceo, muy contrastada. Partían como favoritos, tenían un equipo muy completo". "Coincidió bien, en Madrid, nos preguntaron si queríamos que se hiciese en una zona neutral, pero bueno, neutral porque era a mitad de camino entre una ciudad y otra (ríe). Se juntó mucha gente allí, de Reus y de nuestro equipo", comenta Fernando.

Juan Copa. Para el actual técnico del Cerceda, fue una experiencia irrepetible: "Fue terrible, con ambientazo en las gradas, la pista estaba llena y se te ponía la carne de gallina. Ya en el calentamiento, era terrible. También cuando ganas, que toda la gente estaba en la pista, luego el recibimiento? Yo tenía 19 años y te quedas con el recibimiento, que fue impresionante".