El Betis, gracias a su goleada por 3-0, vuelve a Primera División por la puerta grande, como campeón y a falta de dos jornadas para que concluya la competición, y para ello fue invitado de honor el Alcorcón, que solo pudo ver cómo los locales fueron superiores de principio a fin.

La formación sevillana, sabedora de que los resultados del Girona y el Sporting, sus perseguidores para el ascenso directo, no le habían favorecido, saltó al campo con la misión de ganar, lo único que le valía para ser ayer equipo de Primera.

El Betis salió con mucho ímpetu sobre la portería visitante alentado por una afición entregada que abarrotó el Benito Villamarín para vivir la pretendida fiesta. El equipo madrileño, que acumulaba siete partidos sin perder, aunque cinco de ellos habían sido empates, jugó sin presión y bien armado en la defensa, uno de sus puntos fuertes, y por momentos aprovechó la precipitación de los locales en su intento de marcar pronto.

El 1-0 llegó en el minuto 21 y lo difícil parecía que ya lo había hecho el Betis, abrir el marcador ante un rival al que le cuesta mucho marcar. La reacción del conjunto alfarero no llegó. Sólo algún remate aislado pero sin puntería. La tranquilidad del Betis llegó con los goles de Rubén Castro (de penalti) y Jorge Molina. Un 3-0 para regresar a Primera.