En ruta para conquistar el único Grand Slam que le falta, el serbio Novak Djokovic tuvo que emplearse a fondo para superar las semifinales de Roland Garros contra el británico Andy Murray (6-3, 6-3, 5-7, 5-7 y 6-1) y clasificarse para su tercera final, que disputa hoy contra el suizo Stan Wawrinka.

Cinco sets en un duelo jugado en dos días tuvo que disputar el número uno del mundo para colocarse a un paso de la historia, de convertirse en el octavo tenista de todos los tiempos que gana los cuatro grandes. El serbio no había perdido ningún set hasta semifinales y eso que en el camino se cruzó en cuartos con Rafa Nadal, nueve veces vencedor en París, el hombre que en seis ocasiones, incluidas sus dos finales anteriores, le había apeado del torneo.

Contra Murray, tercera raqueta del mundo, parecía que se repetiría el escenario cuando se alzó con solidez con las dos primeras mangas en medio de un bochorno asfixiante. Pero el británico evidenció que el salto que ha dado sobre tierra batida, una superficie en la que hasta hoy estaba invicto esta temporada, era real.

Nunca había tenido tan cerca Djokovic levantar la Copa de los Mosqueteros. Completa una racha de 28 triunfos en un año en el que solo ha perdido dos duelos. Ninguno sobre arcilla. Ninguno en Grand Slam. Su único punto débil parece ahora la fatiga, puesto que Murray le llevó a exigirse mucho. Fue un partido de gran intensidad y, mientras Djokovic ha jugado tres de los últimos cuatro partidos, Wawrinka ha tenido dos días de descanso.

Wawrinka, número 9 del mundo, verdugo en cuartos de su compatriota Roger Federer, segundo del mundo, y en semis del héroe local Jo-Wilfried Tsonga, se presenta como David ante un Goliat que busca su décimo Grand Slam.

El suizo asegura que está haciendo el mejor tenis de su carrera, pero eso no parece suficiente para hacer descarrilar la locomotora serbia. Será la sexta vez que se midan en tierra batida, con un único triunfo de Wawrinka, en 2006.

En la final femenina, la estadounidense Serena Williams se sobrepuso a una gripe para lograr su tercer triunfo en Roland Garros, tras derrotar a la checa Lucie Safarova, 6-3, 6-7(2) y 6-2, en el quinto partido que disputó a tres sets en el torneo parisino.