Con su ampliación de contrato por una temporada más, hasta junio de 2017, Luis Enrique ha cerrado el debate sobre su continuidad en el Barcelona, una cuestión que el presidente Josep Maria Bartomeu ha resuelto poco antes de dimitir para presentarse a la reelección.

El entrenador asturiano y su equipo técnico, que tenían contrato hasta junio de 2016, se habían sentido desamparados con la marcha del director deportivo, Andoni Zubizarreta, tras la derrota de Anoeta ante la Real Sociedad y así lo había expresado Luis Enrique.

La situación obligó a Bartomeu a adelantar las elecciones al verano. El presidente no había pasado por las urnas tras la renuncia de Sandro Rosell en enero de 2014 y el club apuró un tránsito por el desierto con Martino en el banquillo y un desconocido Messi sobre el césped.

El libro de intenciones de Luis Enrique varió tras aquella derrota. El trío de delanteros formado por Messi, Neymar y Luis Suárez (122 goles, récord mundial al término de la temporada) era intocable y los títulos fueron cayendo entre mayo y la primera semana de junio.

Ayer, el club anunciaba la renovación de Dani Alves, por dos años más, más otro opcional; y por la tarde, la de Luis Enrique.