Óscar González, ciclista del Efapel portugués, ganó ayer el Gran Fondo Ézaro, una prueba cicloturista de alto nivel que se decidió en la poderosa subida al Mirador, final de etapa de la duodécima etapa de la Vuelta España en 2012 y testigo ahora del reencuentro tras veinte años de Miguel Induráin y Claudio Chiappucci, que cruzaron la meta de la mano.

La participación del navarro y el italiano aportó nostalgia a la prueba que organiza el exciclista Ezequiel Mosquera y que atrajo a numerosos aficionados al ciclismo, unos subidos en sus bicicletas, dispuestos a pedalear junto a sus ídolos, y otros, animando desde las cunetas, esperando el duelo amistoso entre los grandes protagonistas del Tour de Francia y el Giro de Italia en los noventa.

Dos décadas después, Induráin, a punto de cumplir los 51 años, y Chiappucci rindieron a buen nivel en el recorrido por A Costa da Morte y llegaron a la meta juntos y de la mano, a solo unos minutos del vencedor tras cinco horas sobre la bicicleta. Pedalada a pedalada, ambos completaron los 137,2 kilómetros de recorrido con un final de etapa tan duro como impresionante: casi dos kilómetros de una pendiente media que ronda el 20 % y rampas de hasta el 29 % de inclinación, donde los ciclistas suben a cámara lenta.

Allí donde desemboca el río Xallas, el único de Europa que acaba en una cascada que da al mar, el primero en cruzar la meta fue Óscar González tras casi cinco horas sobre la bicicleta. Fue un entrenamiento para el pontevedrés de A Estrada, que coincidió con otros ciclistas con los que habitualmente se prepara, como Delio Fernández (W52-Quinta da Lixa), que fue segundo en la prueba. Álex Marque (Efapel), Gustavo César Veloso (W52-Quinta da Lixa) o el exciclista Óscar Pereiro, ganador de un Tour de Francia, tampoco faltaron al Gran Fondo Ézaro.