Plato fuerte para empezar y derrota. De las amargas. Porque el Liceo ganaba sin alardes por 3-0 y, sin darse cuenta cómo, fue perdonando ocasión tras ocasión y perdiendo el control del partido, lo que no desaprovechó el Reus para acelerar y darle la vuelta al marcador hasta llevarse la victoria. No era el mejor rival para estrenar la OK Liga, pero a los verdiblancos solo les queda mirar hacia adelante porque todavía quedan muchas batallas. Nadie dijo que fuera a ser fácil.

Del nuevo Liceo quedó claro que Lamas no ha perdido la puntería en las vacaciones ya que convirtió en gol la primera bola que tocó. Fácil. Delante del gigante Molina recortó y marcó. Como que tampoco ha cambiado el guión. El tres y Jordi Bargalló se entienden con los ojos cerrados y son sinónimo de solvencia. Hay cosas que el tiempo no cambia, sino perpetúa. Pero se nota también frescura nueva con el ímpetu de David Torres, bigoleador. Y eso que falta César Carballeira. Eso para la columna de pros, los que destacaron hasta el minuto 35, cuando Platero marcó el 3-1.

Y no hubo reacción. Tampoco es que los rojinegros hubiesen tenido muchas ocasiones, pero cuando en el equipo contrario juega Raúl Marín no hay pie a la relajación. No perdona cuando encuentra su hueco (3-2). Sí fallaron los coruñeses a bola parada. Lamas estrelló contra el palo un penalti (antes habían dejado escapar la ocasión Toni Pérez y Jordi Bargalló). El Liceo cedió el mando, se mostró menos resolutivo y tuvo problemas con las transiciones. El Reus sacó petróleo. Salvat, con dos goles, y uno más de Marín silenciaron al Palacio. De 3-0 al 3-5. Vives le dio emoción hasta el final. Pero ayer tocó cruz.