Cuando una puerta se cierra, una ventana se abre. Es lo que debió de pensar el internacional de hockey hierba Pablo Suárez (Ourense, 1986) cuando recibió la llamada del Patín Cerceda de hockey sobre patines. Acababa de regresar de Bélgica, a donde se había ido con las maletas llenas de ilusión por un proyecto que le tendría allí durante dos años como entrenador y jugador de un pequeño club. A los ocho días ya estaba de vuelta por problemas con su contrato. Y entonces, a través del entrenador del Athletic Coruña, equipo con el que jugará en Primera Nacional, le llegó la oferta para ser el preparador físico del club rojiblanco. Suponía cambiar de deporte, pero era "una oportunidad tremenda". "Un golpe de suerte me llevó al Cerceda y me alegro mucho del cambio", dice.

"Aunque a priori pueda parecer que son similares, el hockey hierba y el hockey sobre patines son dos deportes muy diferentes. Lo único que tienen en común es que se juegan con stick -y tampoco son iguales- y bola. El de patines es mucho más rápido y los desplazamientos son más cortos", analiza tras tres semanas en contacto con la nueva disciplina. Porque la suya de toda la vida es la que se juega sobre césped. Y no era un jugador cualquiera. Estuvo tres años becado en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Jugó en el Complutense y en el Sardinero de Santander, equipos de División de Honor. Y pasó por las categorías inferiores de la selección española, con la que disputó partidos en sub 16, sub 18 y sub 21. "La mía fue una generación muy buena, fue la que consiguió las medallas de plata en los Juegos Olímpicos y estaba muy caro entrar en la absoluta", recuerda.

El cambio de la hierba al parqué, con la variante de los patines de por medio, es una vuelta de tuerca con la que no esperaba. De hecho, solo sabe patinar en línea y no sobre cuatro ejes. "En el Cerceda me dijeron que no me preocupara, que me iban a ayudar en todo lo que pudieran y que estuviera tranquilo porque iba a funcionar. Y eso me animó muchísimo", comenta. La enseñanza será recíproca. Los rojiblancos se beneficiarán, además de la preparación física de un titulado en INEF y Magisterio, de las experiencias de un profesional del hockey hierba que les aportará otra mirada y variantes que se puedan aplicar también sobre patines.

De momento, solo llevan trabajando juntos tres semanas, lo que supone un handicap porque el equipo coruñés tiene que realizar trabajo de pretemporada cuando ya ha comenzado la liga. "Tengo que coordinarme con Juan (Copa) para intentar trabajar con ellos físicamente lo máximo posible sin que les afecte al rendimiento en los partidos". El Cerceda empató en la primera jornada contra el Noia (2-2) y perdió el pasado fin de semana en Igualada (4-1) antes de afrontar el Tourmalet (Barça, Vendrell, Vic, Liceo y Reus). Poco tiempo que ya le ha servido para sacar conclusiones. "Me quedo con la intensidad. Es un equipo que le gusta mucho trabajar", dice. "En el debut en casa empecé a notar cuál es su filosofía de este equipo. Emoción en las gradas y trabajar, trabajar y trabajar para conseguir los objetivos".