Hay nombres propios que son casi imposibles de separar. Si dices uno, automáticamente el subconsciente te lleva al otro. Zipi y Zape. Batman y Robin. Bebeto y Mauro Silva. Y Adrián Candamio y César Carballeira. No son una pareja de cine ni de literatura, pero como delantero y defensa formaron una sociedad indisoluble durante quince temporadas. Hasta el inicio de esta. Porque los dos jugadores que han liderado a una de las generaciones, la del 96, más exitosas del hockey sobre patines gallego, disputarán hoy en el derbi coruñés su primer partido en dos equipos diferentes. Llevan desde los tres años juntos. Aprendieron a patinar en el patio del colegio Liceo La Paz. Crecieron a golpe de medallas en los Campeonatos de España -oro infantil con el Liceo y con la selección gallega y platas juvenil y júnior como verdiblancos-. Y a los 19 se hacen mayores siguiendo dos caminos diferentes. Carballeira en el club de toda sus vidas con un rol secundario. Candamio en el Cerceda, donde está disfrutando y aprovechando con goles los minutos que no le podían dar en casa.

De compañeros inseparables a rivales, no hay secretos que se les escapen el uno del otro. "Adrián es gol y tiene muchos recursos de cara a portería, entre ellos un buen regate. Es un gran jugador y muy bueno en su posición. Es un gran rival contra el que jugar", le define Carballeira. "César siempre ha sido un gran defensa, pero últimamente se está transformando en un jugador muy completo. El año pasado en júnior marcó muchos goles", opina sobre él Candamio. Defensa y delantero, se entendían a la perfección y llevaron al Liceo a ganar muchos títulos. Pero uno frente al otro, el duelo está servido sobre la cancha del Palacio de los Deportes de Riazor y juegan al gato y al ratón. "No voy a decir cómo tengo que defenderle, eso me lo guardo para mí", dice el liceísta. "Sé cómo tengo que atacarlo, pero ya se verá sobre la pista", contesta también el del Cerceda.

"Será raro jugar contra él", reconoce el ahora rojiblanco. "Como será raro enfrentarme a tantos compañeros con los que he entrenado hasta ahora", continúa el delantero, que tendrá que cambiar el chip y por primera vez no pasarle la bola a los que visten de verde y blanco. Conoce bien a los que hoy serán sus rivales, pero eso no significa que vaya a ser más fácil la faena. "El Liceo es siempre favorito", reconoce, "pero viene de perder unos partidos y a lo mejor lo tenemos un poco más fácil". "Lo de Reus y Caldes solo fue un error, sin más, porque en los otros partidos que ganamos hicimos las cosas como teníamos que hacerlas", defiende a los suyos el liceísta, que tampoco cree que el Cerceda llegue en su mejor momento: "Otros años habían empezado mejor que este". "El objetivo es la permanencia. Somos un equipo que llevamos poco tiempo juntos y que aún estamos acoplándonos", replica Adrián, que juega al lado de Iñigo Artacho, otro miembro de la generación dorada del Liceo que fue campeona de España infantil en 2011 -con cuatro goles de Candamio en la final-.

Carballeira, que viene de ganar la medalla de plata con la selección española en el Mundial sub 20, empieza a entrar en las rotaciones de Carlos Gil. Pero disfrutar de minutos en un equipo que aspira a todos los títulos y en el que hay algunos de los mejores jugadores del momento es muy complicado. Es lo que le pasó a Candamio y lo que le empujó a tomar la decisión de marcharse. "Todo el mundo me decía que me tenía que ir pero yo me resistía a tomar la decisión", confiesa. "Recomiendo a todo el mundo la experiencia de entrenar en el Liceo al lado de los mejores y no tengo nada que reprochar al club porque no me podía dar más. Pero llega un momento que el aprendizaje definitivo solo se hace con minutos y es lo que busco en el Cerceda", concluye el rojiblanco, que ya lleva tres goles en la OK Liga.

Torres, camino de ida y vuelta

Su caso no es único. A Coruña es una plaza pequeña y al final el movimiento de unos equipos a otros es continúo. David Torres ya ha hecho el camino de ida y vuelta, como en su momento Xavi Malián y Toni Pérez, ahora en el Liceo, y Joan Grasas, Willy Domínguez y Martín Payero, que se pasaron al Cerceda. Torres salió de la cantera del Liceo, creció en el Cerceda, se fue al Vic a ganar títulos y este año regresó por la puerta grande al club verdiblanco. Este iba a ser el primer duelo ante sus excompañeros, pero probablemente sea baja por una lesión en los aductores. Ya se perdió el partido del sábado contra el Viareggio. Pendiente de unas pruebas, parece que la lesión es menos grave de lo que se intuía al principio. Pese a ello, y aunque mantiene la esperanza de jugar hasta el último momento, todo parece indicar que tendrá que parar sí o sí.