España es una potencia mundial de natación adaptada. Teresa Perales, Enhamed Enhamed, Richard Oribe, Sarai Gascón, el gallego Chano Rodríguez... la lista de grandes nombres no tiene fin, como interminable es su palmarés. Por eso es todavía más sorprendente el caso del coruñés Jacobo Garrido, que con solo 13 años está asombrando a todos. Es el niño prodigio de la natación española. Ya se ha hecho un hueco en la selección nacional, se proclamó campeón de España absoluto en 200 y 400 libres y 200 mariposa y su nombre suena con fuerza para llegar a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro del próximo verano. El objetivo era a más largo plazo Tokio 2020, pero su enorme progresión durante la pasada temporada, en la que incluso se metió en la final del Campeonato de España alevín junto a personas sin discapacidad, le ha hecho adelantar cuatro años su sueño olímpico. "Dada su progresión, sus cualidades excepcionales, su ganas de luchar y su ambición, vamos a por la mínima en 400 libres", afirma su entrenador Jesús de la Fuente. "Tenemos hasta junio de 2016 para conseguir el 4.30 que exigen y el reto es bajar diez segundos".

Este fin de semana, Garrido tendrá en Oviedo el primer test de la temporada en el Open Maresastur, aunque donde de verdad empezará a jugarse parte de sus aspiraciones será en enero en un campeonato internacional que se disputará en Croacia y al que acudirá con la selección española. Y por partida doble. Porque por un lado habrá un alto nivel deportivo y será una oportunidad para medirse con los grandes e intentar conseguir una buena marca. Y por otra, se hará la clasificación por grupos según la discapacidad de cada nadador. El del Liceo siempre estuvo encuadrado en el grupo S9, pero la temporada pasada lo metieron con los del S10. Su entrenador estima que en esa categoría está en desventaja porque el grado de discapacidad del resto de deportistas es mucho menor que el suyo y cree que debería regresar a la S9 y esto es vital para sus metas.

Jacobo nació con una pierna más corta que la otra, condición que se ha ido agravando con los años con el crecimiento hasta acumular una diferencia de 30 centímetros. Además, padeció agenesia de peroné, también de nacimiento. Fue operado con cinco años para quitarle el peroné y también el hueso del tobillo y con siete, volvió a pasar por el quirófano para que los médicos le reconstruyeran la cadera, para lo que necesitaron varios tornillos. Como es un niño que no para quieto - "Salimos de entrenar y nos lo encontramos jugando al fútbol", dice De la Fuente- se le desplazaron y un año después fue de nuevo intervenido. La cadera, de hecho, sigue desplazándose y no se descarta que después de los Juegos vuelva a ser operado.

En su día a día se mueve con la ayuda de una prótesis. Solo se apoya en una muleta cuando se desplaza desde el vestuario hasta la piscina. Dentro de ella, es uno más. De hecho, se clasificó la temporada pasada para el Campeonato de España alevín que se disputó en la Casa del Agua, en la que alcanzó la final. Un caso único. "Nos miramos en los nadadores de su edad sin discapacidad. El año pasado pudo ir a alguna competición internacional de natación adaptada, pero preferimos que fuera al Nacional alevín", analiza el técnico. "Lo conocí con ocho años, cuando yo llegué al Liceo. Hasta ese momento él simplemente estaba aprendiendo a nadar. Pero ya entró conmigo en el equipo, llevamos seis años juntos y su progresión es muy buena", continúa.

Precocidad

"En el equipo español están asombrados y el año pasado empezaron a preguntarnos por él y a interesarse por su historia. Lo llamaron para dos concentraciones -con el equipo AXA de promesas paralímpicas de natación- y este año ya fue a Sierra Nevada a otra", revela. Lo que más asombra es su precocidad. La mayoría de nadadores alcanza su madurez mucho más tarde, a partir de los 18 años, pero él con 13 ya está a la altura de los mejores. Por eso Jesús de la Fuente cree que no es nada descabellado pensar ya en Río 2016. "Es un niño bastante reservado, pero lo que tiene que decir lo hace en la piscina. Es muy trabajador y disciplinado, nunca se queja ni por tener que doblar entrenamientos ni nada. Y nunca se rinde", le define el entrenador del Liceo. "Un gran nadador", resume.