Se nota que Zach Monaghan está a gusto en A Coruña. Y la Torre de Hércules tatutada en su antebrazo derecho le está dando suerte. El base norteamericano se ha convertido en el gran protagonista del Leyma Básquet Coruña en las semifinales del play off de ascenso a la ACB contra el Melilla. Porque si sus 26 de valoración le habían servido para ser el MVP de la primera jornada, tras la segunda repite como jugador más valorado después de elevar su cuenta hasta los 31 merced a los 25 puntos y 9 asistencias del sensacional encuentro que sirvió para que los coruñeses empataran la serie (1-1). Monaghan dio un paso adelante enorme desde que terminó la fase regular y empezaron las eliminatorias. Y en la ciudad autónoma, además, le tocó asumir su parte y la del lesionado Ben Stelzer, también pieza clave frente al Breogán en cuartos de final. Dio la impresión de hacer lo suyo y lo de su compañero, todo junto. Un motivo más para que los naranjas sigan creyendo en su sueño.

Tras su paso por la Minnesota State Mavericks, donde hizo historia como segundo jugador con más asistencias y robos, Zach Monaghan decidió cruzar el charco y vivir su primera experiencia profesional en A Coruña. Con 23 años, daba su primer gran salto y confiaba en Tito Díaz y en el Leyma Básquet Coruña para ello. Solo necesitó dos partidos para explotar, con los 18 puntos frente al Ourense. Pero también se vio afectado por el comienzo irregular del curso de todo el equipo y firmó buenas actuaciones con otras más flojas. Cuando el conjunto naranja encontró su estilo, ese que le ha hecho grande, él encajó a la perfección. Su visión de juego y rapidez le venían como anillo al dedo al equipo para jugar como quería, con mucho ritmo. Cada vez se sentía más cómodo. Tanto que creyó que necesitaba guardar para siempre el recuerdo de esta etapa en A Coruña en su cuerpo y se tatuó la Torre de Hércules. Pase lo que pase, el Leyma formará parte de su historia de por vida.

Y llegó el momento decisivo del curso y surgió el mejor Zach Monaghan. Los números lo dicen todo. Su anotación creció en casi cinco puntos desde la temporada regular hasta los play off. Su media era de 9,7 y ahora ya está por encima de los 14 sin que hayan aumentado su tiempo en la pista, de un promedio de 23 minutos. También ha mejorado sus estadísticas de asistencias, ahora con una media de 5,4 por los 4,1 de antes, y de tiro, que era de un 41% en los lanzamientos de dos puntos para subir hasta el 66,7% en los últimos partidos, un total del 50% en los tiros de campo. Esto hizo incrementar su valoración de 10 puntos a los casi 17 actuales (16,9). El único apartado en el que bajó fue en el de tiros libres, con un 70% durante la temporada regular por solo un 63% en play off. Es decir, todavía tiene margen de mejora para hacer crecer al equipo.

Los partidos del viernes y el domingo contra el Melilla fueron la culminación de esta línea ascendente. En el primero, que acabó con derrota del Leyma Básquet Coruña, consiguió su primer MVP del curso. Firmó 23 puntos, con cinco de seis en tiros de dos puntos, tres de seis en triples, sumó cuatro asistencia y le hicieron siete faltas. Una actuación que le valió 27 puntos. Dos días después, volvió a lucirse. El domingo se fue hasta los 25 puntos -seis de nueve en lanzamientos de dos puntos y cuatro de seis desde la línea de 6,75 metros-, capturó dos rebotes, repartió nueve asistencias y tuvieron que frenarle con falta en cinco ocasiones. Un total de 31 puntos de valoración bien escoltados por los 26 de Beka Burjanadze (20 puntos y 8 rebotes) y que ayudaron para asaltar el Javier Imbroda. Con el 1-1, la eliminatoria podría decirse esta semana en el Palacio de los Deportes de Riazor.