Liceo y Barcelona apenas se jugaban nada ayer en Riazor. Solo los verdiblancos querían salvar el orgullo e intentar mantener la segunda plaza de la OK Liga. Sin embargo, el partido se calentó como si de una final se tratase. Hubo polémica, como siempre en este tipo de duelos, y no faltaron los goles, por supuesto. El espectáculo siempre acompaña a estos dos equipos. El 4-4 final es un orgullo para los locales, que estuvieron siempre a rebufo de su rival. A un paso se quedó de culminar la remontada. El autor del empate, un Jordi Bargalló que estiró su camiseta con rabia y orgullo. La despedida está a la vuelta de la esquina.

Empezó marcando el campeón muy pronto, en el minuto 5. Sergi Panadero se fue solo a portería, protagonizando una increíble jugada individual, pero Xavi Malián rechazó el tiro. Apareció entonces Matías Pascual para capturar la bola, golpear y adelantar al Barça (0-1).

Aunque los azulgrana inauguraron el marcador, no llegaron a dominar el encuentro. Fue una primera parte muy igualada con muchísimas ocasiones para ambos. El Liceo lo intentaba continuamente con los hermanos Bargalló, hasta que Jordi fue capaz de superar a Sergio Fernández (1-1). Fue justo después de que Xavi Barroso tirase fuera un dudoso penalti.

Oriol Vives tuvo el 2-1 en su stick, pero la bola se estrelló contra el palo. Ahí comenzó el correcalles, en el que el Barcelona se cargó de faltas. Toni Pérez fue una pesadilla para la defensa azulgrana. No paraba. Perseguía el gol con ansia. Cuando más cerca lo tuvo, el Barcelona tiró de picardía para robar la bola y Lucas Ordóñez culminó el contragolpe con un golazo (1-2).

La ausencia del asturiano en la segunda mitad se notó. El 57 del Liceo tuvo que retirarse por unas molestias y abandonó cabizbajo el banquillo para adentrarse en los vestuarios. Los aplausos de los aficionados lo acompañaron. En el momento en el que pidió el cambió y se llevó las manos a la cabeza como señal de frustración, el Barça siguió haciendo de las suyas. Esta vez fue Sergi Panadero el que esperó en el segundo palo para rematar y sorprender a Malián (1-3).

Antes había tenido el Liceo la oportunidad de empatar con una falta directa que lanzó Pau Bargalló, pero que el meta azulgrana desvió. Y es que no tuvieron suerte ayer los locales a bola parada. Josep Lamas fue derribado cuando se iba solo a portería, por lo que también gozó de una directa. Aguantó, picó la bola y esta fue rechazada por el larguero. Parecía que no quería entrar. El palo también se interpuso entre Pau Bargalló y la red a siete minutos para el final.

Aún así no se rindió el conjunto que dirige Carlos Gil. El asedio constante tuvo premio. Jordi y Germán Nacevich elaboraron una jugada que acabó en gol. En propia meta, aunque se le sumó al argentino (2-3). Había partido. El Barcelona se empeñaba en ponerle el punto y final. Pero este Liceo aún tiene muchas pilas. Los catalanes volvieron a poner tierra de por medio con una obra de arte de Pablo Álvarez. El exverdiblanco, a la media vuelta, levantó la bola y la estrelló contra la red protegida por Malián (2-4). Como respuesta, el tanto de Josep Lamas. Aprovechó una bola muerta en el área para golpearla con fuerza y levantar el Palacio (3-4). El tiempo se esfumaba pero el Liceo ultimaba sus opciones de llevarse, por lo menos, un punto. El punto del orgullo. Y lo hizo. El autor del tanto definitivo no podía ser otro que Jordi Bargalló. Lo celebró como si ganase un título y el público contestó con una gran ovación. El pichichi de la OK Liga se abrazó a Josep Lamas en el centro del campo. El empate sabía como un triunfo. Aunque no contentos con el 4-4, los verdiblancos buscaron culminar la remontada a la vez que intentaban no abalanzarse sobre su rival, pues acumulaban nueve faltas. Nada cambió hasta el bocinazo final. Esta vez sí hubo premio.