Ha llegado la hora de despedirme de lo que ha sido mi vida hasta hoy, infinidad de horas invertidas en lo que es mi pasión, satisfecho por saber que siempre me he esforzado al máximo y dejado la piel por todos y cada uno de los equipos que depositaron su confianza en mí. Son 16 años desde que dejé mi casa para perseguir un sueño, con buenos y malos momentos, pero con grandes recuerdos de todas las ciudades en las que he tenido la suerte de trabajar. Gracias a la familia del Básquet Coruña, venía de un mal año y conseguisteis devolverme la ilusión. Han sido tres años geniales, y es que volver a casa para acabar esta aventura junto a mi familia ha sido la mejor guinda para este pastel. Mención aparte para mis padres y familia, gracias por apoyarme incondicionalmente, por sacrificar aquellos domingos por la mañana temprano para estar en la grada transmitiéndome vuestra ilusión desde que tenía seis años. Gracias por haberme animado y acompañado en este periplo que es el baloncesto. Quería dejar para el final a mi mujer y mis hijas. Anabel sin duda eres lo mejor de mi vida y estoy deseando empezar una nueva etapa. Siento no poder nombrar a todos y cada uno de los que me habéis acompañado de una forma u otra pero igualmente quiero agradeceros que hayáis formado parte de este viaje. Tampoco quiero olvidarme de las aficiones de todos los equipos de los que he formado parte, sin vosotros no hubiera tenido ningún sentido. Me siento preparado para dejar el baloncesto profesional, aunque desde luego seguiré ligado a este deporte que tanto me ha dado. Ahora es el momento de enseñar a los más jóvenes lo que se puede conseguir con pasión y constancia.