Los límites son para las cobardes. Las valientes, como Paula Medín y Vanessa Rial, solo se ponen metas para cumplirlas. Esta vez, las coruñesas van a hacer realidad el sueño olímpico. Aunque todavía están asimilándolo. La selección española de seven se plantó en la final del Preolímpico con el cartel de invicta y se citó con una Rusia (19-12) que partía como una de las favoritas, pero que se quedó sin ideas una vez vio el poderío de las leonas. "Teníamos muy buenas sensaciones. Salimos concentradas, jugando en equipo y, sobre todo, muy tranquilas", recuerda Paula, quien se repite una y otra vez: "¿De verdad nos vamos a los Juegos?". Apenas puede creerlo. Tampoco su compañera en el CRAT. "Hasta que esté allí no lo voy a creer. Hemos trabajado tanto por conseguirlo que me quedo sin palabras", confiesa con una risa inocente.

Las dos junto al resto de sus compañeras lograron apear a Túnez, Venezuela, México, China y Kazajistán para plantarse en la final. Todas fueron víctimas del rugido español. Incapaces de anotar en sus respectivos partidos, vieron como España les pasaba por encima como si de un rodillo se tratase. Las leonas habían presentado su candidatura a Río y estaban dispuestas a darlo todo para ser las elegidas. Y es que el trabajo siempre tiene su recompensa. "Sentimos una satisfacción absoluta", apunta Medín. "En grupos sabíamos que iban a ser partidos fáciles pero había que tener respeto al rival. Después, los partidos contra China y Kazajistán fueron más complicados pero supimos salir con un buen juego", analiza Rial.

El triunfo también es obra de un José Antonio Barrio que supo encontrar la clave del éxito. El técnico de la selección española de seven depositó su confianza en las herculinas, titulares en la final, y ellas respondieron con esfuerzo e ilusión. "Antes de empezar el partido contra Rusia, nos dijo que lo íbamos a conseguir. Que hiciésemos lo que sabíamos", recuerda Paula. Para Vanessa, el buen ambiente en el grupo también las ayudó a llegar a lo más alto: "La mayoría llevamos juntas seis años y sabemos perfectamente cómo nos movemos en el campo".

En un mes, Rial y Medín harán las maletas para Río de Janeiro. Aunque solo 24 horas después del triunfo prefieren no pensar demasiado en eso. Todavía no son conscientes de lo alto que han llegado. La adrenalina de una final sigue dentro de sus cuerpos y de los de sus compañeras, a las que ayer les tocaba volver a casa, donde con descanso podrán asimilar la gesta. "Creo que necesito unas semanas para creérmelo o por lo menos que salga la lista de convocadas para Río", dicen las coruñesas, que coinciden en que la aventura continúa. " De momento sigue siendo un sueño, hasta que no estemos allí, en los Juegos, nada", admite Paula, poniendo los pies sobre el suelo. Vanessa, a la que solo le sale hablar de la "emoción" que siente, desea que "todo vaya bien" y ser una de las elegidas para representar a España en Río, donde el sueño olímpico se hará realidad. Arranca la cuenta atrás.