Dos acciones al borde del descanso, un gol de volea de Saúl Ñíguez y un penalti parado por el esloveno Jan Oblak al mexicano Andrés Guardado, domaron ayer a un punzante PSV y provocaron un triunfo esforzado del Atlético de Madrid en su estreno en la Liga de Campeones de esta temporada.

Una victoria más transcendente de lo que dicta este momento del torneo, porque es fuera de casa, porque el PSV es un rival exigente y porque tres puntos en una fase que pone dieciocho en juego son ya un cuarto de camino hacia octavos.