El Madrid acabó con un Espanyol valiente en dos apariciones de James, justo antes del descanso, y Benzema, y resolvió un partido dominado en el inicio por el anfitrión, pero que acabó con la autoridad blanca habitual en este comienzo de curso.

El pulso arrancó con revoluciones elevadas. En tres minutos, Sergio Ramos había visto una amarilla por una aparatosa entrada a Baptistao y el Madrid había dado sus primeros avisos. Un disparo cruzado de Lucas Vázquez desde la derecha y un remate de cabeza de Ramos tras un córner. Ambos se fueron desviados por muy poco.

El Espanyol tuvo que lamentar, a los ocho minutos, la lesión de Piatti. El extremo fue sustituido por Álvaro Vázquez. Los de Quique no se lamentaron por un cambio obligado y prematuro. De hecho, disfrutaron de su mejor ocasión en la siguiente acción. Baptistão se quedó solo ante Casilla, que evitó el gol.

Los de Zidane no controlaban el partido. El anfitrión tocaba y se plantaba en el área rival sin excesivos problemas. No disfrutó de oportunidades claras, pero mandaba en Cornellá. Modric, cerebro del Madrid en este inicio de curso, no estaba entrando en el partido.

Pero el Madrid ya ha demostrado que puede cambiar guiones en un instante. Fue James. Titular en la Liga más de tres meses después. El colombiano, después de un pase de Kroos y de zafarse de sus defensores, firmó un latigazo con la zurda que se aproximó a un poste con tiralíneas y eludió la estirada del portero Diego López. El 0-1, justo antes del descanso, cambiaba el guión del pulso. El Madrid era doblemente peligroso. Lo demostró Benzema. De Carvajal a Lucas Vázquez, pase al centro del área y el galo define como un misil.