La Masía siempre fue la cuna de grandes estrellas, sobre todo de fútbol y baloncesto. Pero hace unos años que decidió abrir sus puertas también al hockey sobre patines. El primero en contar con una beca para estudiar y entrenar allí fue el coruñés Ignacio Alabart. Hijo de una estrella del Liceo de los años 80, Kiko Alabart, siempre fue considerado uno de los grandes talentos de su generación. Mientras estuvo allí, fue escalando puestos en la organigrama azulgrana. Empezó con el equipo júnior, fue dando poco a poco el salto al filial, de Primera Nacional, y llegó a debutar con el primer equipo. Pero llegó un punto que su progresión pedía más. Por eso los dirigentes culés optaron por la cesión al Voltregá, donde cumple su segunda temporada, para que disputara minutos en la OK Liga, madurara como jugador y regrese a la disciplina cuando alcance su plenitud. Su ejemplo sirvió para el progreso de otros, ya que desde el curso pasado son Antonio Miguélez y Fran Otero, ambos ex de Compañía de María -igual que Alabart- los que se desenvuelven con un filial del Barça que lo ganó absolutamente todo en Primera. Para este, además, se les unió Pablo Torres, primo del jugador del Liceo David Torres, todavía en categoría juvenil. Son tres por tanto los canteranos coruñeses del Barcelona, pero la nómina aumenta a cuatro con la presencia en el primer equipo de Eduard Lamas. El exverdiblanco fichó la temporada pasada por el eterno rival, con la mala suerte de que una lesión osteocondral de la rodilla izquierda y su lenta recuperación le borraron del mapa durante buena parte del campeonato. En esta vuelve por su fueros para reclamar su sitio en la mejor plantilla del mundo.