Dornbirn es una pequeña ciudad en el corazón de Europa que sirve de refugio perfecto para tres jugadores coruñeses. El primero en marcharse, hace ya cuatro años, fue Ángel Mirantes. El portero estaba a punto de fichar por el Liceo para ser el suplente de Xavi Malián en la OK Liga, pero se truncó a última hora esta posibilidad y le surgió una oferta desde Austria. Con ella, el miedo a los cambios. De idioma, estilo de vida, clima... y nivel de hockey. Pero arriesgó, se lanzó a la aventura y nunca se arrepintió. Allí se siente como en casa. Por lo bien que lo tratan y porque se ha creado allí una mini colonia coruñesa. Primero con Marcos Rey, que había sido su entrenador en el Órdenes y que le dirigió también en el país centroeuropeo. Cuando él regresó, tomó las riendas del equipo Chus Gende, exjugador de Liceo y Cerceda, que compaginó las labores de entrenador y jugador. Y la temporada pasada se llevaron con ellos a David Rodríguez, un trotamundos en casa, con Borbolla, Liceo, Órdenes y Compañía de María entre sus equipos locales, que se decidió también por ver mundo más allá de sus fronteras. Los tres se proclamaron campeones austríacos el año pasado y lograron el ansiado ascenso a la primera división suiza, en la que ya debutaron y llevan una victoria y una derrota -con dos goles de David Rodríguez- y en la que se reencontrarán con otro antiguo amigo: Adrián Boo, del Montreux, que el año pasado también puso su grano de arena para levantar la Copa Suiza pero que este tendrá labores más secundarias como entrenador del equipo júnior helvético. Unos éxitos con un innegable sello herculino.