Lolo Penas (Arzúa, 1977) y el atletismo son inseparables. A sus 39 años, disfruta sobre el asfalto los fines de semana, "un hobby" -como dice él- que compagina con su trabajo en el Centro Penitenciario de Teixeiro. Aunque se propone "objetivos no muy ambiciosos", los cumple todos. Su alma de campeón sigue intacta. Ahí están los resultados, conquistó la San Silvestre de A Coruña a San Silvestre de A Coruña y la carrera popular de MatograndeMatogrande. La próxima semana quiere ampliar el palmarés con el Campeonato Gallego de cross. "No me gusta mucho porque yo soy más de pista pero participo por aquello de intentar ser campeón. Aprovecharé que estoy muy bien de forma y como ya fui cinco veces campeón, voy a por la sexta", señala entusiasmado.

Con el oro español de 10.000 metros aún luciendo en su vitrina, el arzuano disfruta ahora de una nueva etapa en la que las carreras populares llenan su agenda. El pasado fin de semana fue el más rápido en Matogrande con un tiempo de 20:47. "Tenía pensado ir a un ritmo más o menos estable y mantenerlo toda la carrera. Salí en cabeza, me mantuve en cabeza y acabé en cabeza", relata. Para Lolo Penas, "estas carreras son entrenamientos" para metas mayores, como el Gallego de cross que en pocos días disputará. "A las que me coincidan bien y pueda participar, me apuntaré, y a las que no, pues no pasa nada". Su objetivo "no es ser campeón del Coruña Corre" pero sí quiere seguir compitiendo sobre el asfalto herculino. "Es bonito correr en mi ciudad", confiesa, por lo que intentará estar en la prueba nocturna de La Torre de Hércules que se celebra el sábado 1 de abril.

Y es que tiene un idilio con la ciudad herculina. Su comienzo de año lo confirma, como también el cierre de 2016, cuando ganó la San Silvestre. "Los quince últimos años competí fuera de Galicia, casi todas en el extranjero, y era la primera vez que corría en Galicia en fin de año. Debuté en A Coruña con un ambiente increíble", recuerda.

Asume que "ya no" es un "deportista profesional" pero eso no disminuye su ilusión por calzarse las zapatillas. "Con 39 años hay que ir paso a paso, no con objetivos muy ambiciosos. Yo disfruto mucho del deporte. Me considero un privilegiado, he disfrutado mucho del atletismo y ahora estoy en una fase que solo disfruto", explica el atleta que participó en dos Campeonatos del Mundo, cuatro Campeonatos de Europa y cinco Copas de Europa. Se siente orgulloso de "haber corrido por todo el mundo" y ahora solo quiere "disfrutar, no estresarse". Y es que la presión sobre el asfalto ha cambiado. "No es lo mismo jugarte una mínima para el Mundial que correr una prueba popular en tu ciudad. No tiene nada que ver. Aquí corres, si te sale bien, bien, y si no pues no pasa nada, vas a comer después con tus amigos".

Sus horarios también han cambiado. Ya no dedica todo su tiempo al deporte. Cuando trabaja, se levanta a las cinco y media de la mañana para entrenarse. "Y si el fin de semana me coincide el trabajo con una carrera, mis compañeros siempre me lo cambian. Descanso menos, trabajo más pero también es cierto que tienes otra tranquilidad".